Capítulo 10

99 21 2
                                        

Todo el proceso del robo fue una absoluta locura, una experiencia que me dejó marcado por el resto de mi vida. Principalmente porque no sería algo común, todo el tiempo que pude invertir consiguiendo trabajo y trabajando, lo invertí en ese acto del cual no me enorgullezco ni un mísero porcentaje... un punto más para la ironía en esta historia.

Comencé viendo a personas que visitaban la plaza, que se encontraba al frente del bodegón donde compré la botella que llevé a casa de Javi, visité esa plaza durante dos días seguidos para analizar a alguna persona y poder lograr mi cometido de índole vandálico. Un hombre llamó mi atención... Patrick Whiteside.
Treinta y cinco años, nacido en Oklahoma, con un lindo departamento a ocho cuadras de la plaza. ¿Cómo pude saber todo esto? Espié y seguí a Patrick para ver a que hora salía y llegaba a su casa, para saber a que hora comía, a que hora dormía, incluso su hora de ducharse. No vivía con sus hijos, ellos vivía en una bonita casa en Oklahoma. Es impresionante la cantidad de información que existe de nosotros en redes sociales, las personas se han acostumbrado a publicar cada cosa que realizan, siendo esto algo totalmente peligroso; esa información podría caer en manos equivocadas... mejor no sigo con éste tema.

Puedo asegurar que el caballero Patrick nunca notó mi presencia, me escondía en una montaña pequeña rodeada por arbustos, que quedaba justo al frente de la ventana de su habitación en el segundo piso.

¿Cómo podía controlar mi ansiedad en momentos así? La respuesta para mí es un misterio, me aseguraba de beber dos tazas de café antes de salir de mi casa. Ese era mi único "truco" por decirlo de alguna manera.

Así pasaron una semana y tres días, ese fue el tiempo que me tardó en recolectar toda la información necesaria. Hay un detalle interesante, y es que su puerta tenía un artefacto de seguridad muy moderno para la época. Afortunadamente -o desafortunadamente- para mí y para un grupo de malhechores, existían miles de vídeos subidos a internet que te explicaba como burlar tal mecanismo. El detalle es que solo podía desbloquearse por siete minutos y dieciséis segundos exactos, ni un segundo más, ni uno menos. Cuando pasaba este tiempo, la alarma se disparaba automáticamente.

¿En serio confiaba tanto en esto para intentarlo?
No confío ni en mi mismo, y quisiera que decir que me sentía desesperado y sin salida, fuera una excusa valida, pero no, no lo era.

El asunto es que el día llegó, me sentía listo, sentía que podría conseguir mi objetivo y finalmente olvidarme de las preocupaciones que convertían mi vida en un constante imán de eventos trágicos.

Guardé los frascos de glicerina, pensando en este momento, y no saben las ansias que existían dentro de mí por usarla de una vez por todas.

Glicerina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora