Capítulo 39

57 15 2
                                        

Debo admitir que esa noche me costó de gran manera conciliar el sueño. N... ¿Nina? ¿Natalia? ¿Natascha? ¿era la inicial de su nombre realmente, o solo le estaba dando demasiadas vueltas al asunto? Bueno, como a todos los asuntos que conforman mi vida...

El día siguiente me recibió afuera.

-Hey, ¿qué tal estás? Chico de las... 1:57 -dijo mirando su reloj.

-Hey. Hola... N.

-Oh, wow. Ya tengo que irme, suerte. Nos vemos la próxima semana. -respondió con una sonrisa nerviosa e intentando ignorar mi comentario.

Con eso me quedó claro que esa "N", atrás de la hoja significaba algo. Ese día, cuando no habían clientes que atender, me dispuse a anotar nombres por esa misma letra, terminando el día bastante agotado.

Al día siguiente por supuesto que se lo conté a mi "mejor amiga" Evangeline, ella parecía cada vez estar más emocionada con esto.

-Estás enamorado.

-¿Qué dices? Estás loca...

-Estás enamorado, Martín. Se ve el brillo en tus ojos cuando hablas de esa chica de las once...

-Diez. -corregí.

-El enamorarse es un sentimiento muy lindo. Es tirarse al vacío sin paracaídas dejando las responsabilidad en las manos de la otra persona para salvarte. -señaló con una sonrisa de oreja a oreja-. Si te agrada esta chica, conócela más. Invítala a comer un helado, cuéntale de ti.

Suspiré y le confesé:

-Casi le digo que estuve en la cárcel.

-Mierda, Martín. -Se le escapó una pequeña risa por la grosería que había dicho-. Ve poco a poco, cuando se dé cuenta que eres de verdad alguien que vale la pena, no le importará tu pasado, solo se esforzará en mejorar tu presente.

-Ya se me ocurrirá algo... igual sabes que no soy muy bueno conversando -agregué subiendo los hombros.

-Esos nervios que vas a sentir, son los nervios más bonitos que existen, y mediante pase el tiempo se convertirán en cantidades exorbitantes de paz.

Me parece genial como una persona totalmente inexperta en este ámbito y una señora que consiguió al amor de su vida, logren hablar de sus diferentes puntos de vista. Evangeline fue imprescindible en la etapa más dura de mi vida y será algo que siempre le agradeceré.

-Mira, te tengo que contar algo, Martín. -dijo cambiando un poco su semblante, a un tono mas serio.

-Dime, te escucho.

-Sé que cambiamos de horarios y todo eso, y hoy sería el primer sábado que vienes aquí. Pero estuve chequeando nuestras sesiones, viendo todo tu progreso y tomé la decisión de que esta sería tu última sesión conmigo. -culminó esta oración con un intento de sonrisa, con tristeza de por medio.

-Espera, no te entiend...

-Tranquilo. -Me interrumpió-. Tienes mi número telefónico y puedes venir acá cuantas veces se te dé la gana, si te sientes mal o solo quieres conversar un rato. Pero, ya será en un tono mas de "amigos". Aunque creo que siempre lo hemos sido.

No podía responder nada.

-He disfrutado mucho todo este tiempo contigo, he aprendido lo que en muchos años de carrera y trabajo; no aprendí. Éstas situaciones son cosas que no te enseñan en la escuela -dijo al borde de soltar su primera lágrima.

-Bueno. -Se me quebró la voz- Supongo que es todo. Cuando me casé con ésta chica, tú serás la madrina -dije sonriendo entre lágrimas.

Nuestra última sesión culminó con un gran abrazo, puede ser que un paciente y su psiquiatra no tengan ese tipo de relación, pero Evangeline y yo siempre fuimos diferentes. Después de ese abrazo dejó de ser mi psiquiatra a ser algo que siempre quise: Mi amiga.

Glicerina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora