Capítulo 35

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Tengo la opinión de que las personas muchas veces utilizan mal algunas palabras o verbos. No digo que mi léxico sea sublime y no tenga ningún tipo de error o que falle en alguna que otra cosa. Pero quiero utilizar de ejemplo la acción de "Admirar".

Creo que esta palabra es muy fuerte como para usarla tan a la ligera. He escuchado muchas veces que cientos de artistas crean una canción genérica con rimas rebuscadas y muchas personas lo condecoran y finalizan su emoción al escuchar tal falsa majestuosidad diciendo: "Admiro a..."

He visto la situación de hombres diciéndole a sus amigos "Te admiro" por haberse acostado con tres mujeres en una misma noche.

He escuchado a personas decir que ADMIRAN a políticos mediocres que quieren lucrarse con calumnias, exigen todo tipo de méritos y mantienen ideologías que solo buscan la miseria del prójimo.

¿Qué le pasa al mundo hoy en día? ¿Realmente la palabra "Admiración" carece de valor o las personas solo hablan tonterías sin saber ubicar esa palabra por A en el diccionario?

En mi vida solo he admirado a una persona. Mi padre creció rodeado de pobreza en una casa muy humilde, donde si podías comer siete veces por semana, era considerado un manjar multimillonario. Mis abuelos eran dos machistas radicales, él creció viendo como su padre le pegaba a mi abuela por discusiones que se terminaban "resolviendo" con golpes hacía su madre, discusiones, que cada vez fueron aumentando su regularidad. Mi abuela se mataba lavando, cocinando lo que se podía y limpiando durante todo el día sin tener la posibilidad de salir a buscar comida. Por el otro lado, mi abuelo se quedaba sentado en una especie de sofá —era realmente cuero muy desgastado, sin siquiera forma— y el poco dinero que tenía muchas veces lo gastaba en alcohol, era una lotería saber si había salido para comprar comida o unas cervezas. Su "trabajo" se resumía en estafar. Usaba la contextura excesivamente delgada de mi padre para pedir dinero en las calles con la excusa de que podía buscar trabajo porque le era imposible dejar solo a su hijo en cualquier lugar, y necesitaba alimentarlo. Cuando mi padre fue creciendo empezó a dejar de hacerlo porque evidentemente empezaba a perder credibilidad.

Mi padre se escabulló muchísimas veces de casa sin ayuda de nadie para pegar la oreja de uno de los salones de clase de un colegio cercano a su casa, y de esta forma "aprendía".

Para su desgracia en ese momento, mi abuelo un día se dio cuenta y lo "castigó" con la tarea de que tenía que limpiar zapatos por una semana por las calles de Montevideo. Esta semana se alargó a siete años...

Cuando cumplió la mayoría de edad, mi padre se escapó de casa con lo que pudo sacar del dinero que había ganado en esos siete años de sobreexplotación. A pesar de no haber estudiado, era un joven muy inteligente y carismático. Trabajó como mesonero en varios restaurantes, logrando pagar la renta del pequeño apartamento donde se alojaba. Por azares del destino conoció al amor de su vida después de cinco años luchando por vivir, la constancia había sido premiada. Mi madre venía de una muy buena familia, y al ver que este joven humilde era un trabajador honrado empezó a ayudarlo. Al principio, le ofrecía el dinero directamente, pero él solo pedía que le facilitara el conseguir empleo. Y finalmente empezó a trabajar durante el día en el banco mi mamá era la gerente— mientras estudiaba por las noches.

Mi padre, a pesar de haberse criado como se crió, nunca adoptó malas actitudes, a pesar nunca ser apoyado nunca dejó que esto pudiera con él.

Mi padre perdió durante mi nacimiento, a la que hoy en día sigue teniendo el puesto del amor de su vida. Ese amor incondicional es el mismo que me tiene desde que nací, aunque quizás yo tenga un factor de culpabilidad en la muerte de mi madre.

Mi padre tuvo un hijo desgraciado que llegó al punto de casi suicidarse cuando las cosas pintaban horribles, donde la bancarrota se veía a la vuelta de la esquina. La diferencia entre él y los otros que pasaron una situación similar y por desgracia no lo lograron, fue que él nunca perdió la esperanza y jamás dejó de soñar por un futuro mejor.

Superó los problemas económicos y llegó al punto de poder comprar un auto propio a base de trabajo puro.

La palabra "admiración" realmente sí se queda pequeña cuando hablo de él.

Esa misma noche, —cuando me enseñó el auto— luego de haber paseado un rato y comer hamburguesas en un restaurante de comida rápida cercano, me llegaron todos estos pensamientos de orgullo y admiración mientras estacionaba y como consecuencia las ganas de llorar se hicieron notar. Él me observó y me preguntó:

—Hey, ¿qué pasa? ¿no te ha gustado el color del carro? Lo podemos pint...

—No. —le interrumpí— No sé como haces lo que haces todos los días. Eres una persona increíble.

—Wow, Hijo... esto es mu...

—Sé que puede sonar oportuno por la compra del auto —volví a interrumpir—. Pero, no sabes lo orgulloso que estoy de ti y de todo lo que has logrado, con todos los altibajos que has tenido a lo largo de tu vida, incluso al cargar con un parásito como lo soy yo.

—Nada que ver, Martín. Verte progresar como persona a pesar de tu difícil condición me llena el corazón de orgullo. No eres una carga, eres mi motivación para seguir, estoy seguro de que tu madre estaría igual de orgullosa que yo. —concluyó mientras se acercó a mi para abrazarme fuerte.

Las lágrimas aparecieron inevitablemente en ese abrazo. Me reconfortaba el hecho de que yo estaba mejorando y que de una u otra forma el se sentía mas liviano al notar que su hijo quería continuar viviendo, lo merecía.

Glicerina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora