Capítulo 31

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Es importante señalar que un minuto puede ser algo tan veloz, como eterno. Un año puede pasar en cinco minutos y cinco minutos pueden "durar un año".

Evangeline supó jugar muy bien sus cartas y terminó convenciendo a mi persona, de finalmente abandonar la desgracia que termina convirtiendo en personas miserables a tanta gente; la costumbre.

La costumbre se volvió costumbre en mi vida, Mi plato de cada día. Sin embargo, con las terapias, y todo esto fue variando un poco. Ahora vendría este nuevo reto.

Había decidido que el día después de esa sesión, me levantaría temprano a buscar el dichoso empleo, haciendo énfasis a lo que dije antes, la noche se me hizo eterna. Una pastilla para dormir hubiese servido, pero ya estaba harto de tener que usar estos pequeños cilindros que me "facilitaban" la existencia. El sol salió finalmente, y a las 8:12 AM ya había desayunado, esperé media hora para ducharme y después de vestirme lo mas presentable posible, salí de la casa a ver que podía encontrar.

Mi primera opción fue una cafetería que se encontraba cerca de la oficina de mi padre, el olor de café no me disgustaba para nada y ¿qué perdía con intentarlo? Había que probar suerte.

Llegué a este lugar que era un local muy bien ambientado, luz baja y agradable, mesas y piso de madera con una barra grande, donde podías realizar tus pedidos, me dirigí a esta para encontrarme con un joven con camisa a cuadros y una gorra marrón que me atendió:

-Buenos días, ¿Qué desea?

-Buenos días, eh... mire, es que estoy interesado en buscar trabajo. -le conté mi situación sonriendo de labios cerrados.
El soltó una pequeña sonrisa burlesca y me dijo:

-Vale, ya vengo.

Él se dirigió a la parte de atras de la barra, era una especie de cocina donde se preparaban distintos dulces. El sitio todavía no estaba muy lleno y logré escuchar lo que habló con alguno de los otros trabajadores que estaban en este lugar. El murmuró algo entre risas:

-Que sí. Un enfermo que no sabe leer si hay un cartel de se busca empleo, que loca esta la gente.

Antes de que pudiera decirme algo, le pedí un lapicero y una servilleta.

Escribí y me fui de este lugar asqueroso. La nota decía:

"Tu puta madre."

Un mensaje rápido y conciso. Me quedaré siempre con la intriga de como se burlaria en mi cara, pero, coño. Se supone que estoy buscando algo para despejarme de mi vida de mierda, quedarme ahí unos segundos más sin decir nada se convertiría en una tortura... viéndole la cara al imbecil este de gorra color mierda. Pero, bueno, hay algo que agradecerle, mencionó que buscara específicamente lugares, que tuviesen algún tipo de letrero o algo por el estilo.
Recorrí varios lugares, cerca y lejos de mi casa. Con el constante sentimiento de raras miradas cuando les tocaba hablar conmigo, en varias ocasiones solo podían observarme los dientes asquerosos que tenía. Y empecé a frustrarme.

Fui a mi casa corriendo porque necesitaba de una u otra forma desahogarme. Quería hablar con mi padre, o con alguien. Llegué al apartamento a las 3:44 PM. Mi padre no estaba, llamé repetidas veces a Javi y después de varios minutos me enviaba al buzón.

Era contradictorio, porque la razón de que no quería estudiar en una universidad era porque sabía que la gente me miraría como un fenómeno, decidí no almorzar ese día para terminar obteniendo puras miradas de este estilo. El mundo es una porquería.

Agarré el celular nuevamente y cuando estaba por marcar el último digito del número telefónico de Evangeline para pedirle por favor que me escuchara diez minutos, llegó la maravillosa idea.

Me duche de nuevo, me vestí esta vez lo mas cómodo que pude y salí:

La ruta me la conocía de memoria, siempre caminaba por ahí con otras intenciones... después de unos minutos rodeados de un poco de ansiedad, llegué a mi destino. Puede ser que mi argumento de tomar en serio esta opción, no se basaba en mi experiencia aquel ámbito, ni que era un apasionado de su temática... pero podría decirse que me encantaba la vibra y la estética de esta tienda. Por primera vez en mi vida estaba a punto de entrar a "Incomprendidoz".

Miré hacía el lado derecho de la vitrina y ahí seguía el cartel:
"Se necesita personal (TOTALMENTE INCOMPRENDIDO)".

Respiré profundo cinco veces y pasé. La tienda tenía un olor a cuero impresionante, era bastante agradable y de fondo sonaba música de Phil Collins. Guitarras por todos lados, un apartado de cd's al final y un piso de cuadros grises resplandeciente. De lado izquierdo en todo el medio estaba el mostrador, y un chico vestido de negro, cabello con cresta roja y usando audifonos se encontraba detrás de este.

Apenas me vio pasar se quitó los audífonos y me dijo:

-¿Qué tal? ¿qué se te ofrece? -Con un tono de voz algo elevado.

-Hola, pasaba por aquí porque me interesaba el emp...

-Vale, esta bien. -me interrumpió- ¿Ves esa puerta? -dijo señalando una puerta de madera que estaba cerca del apartado de cd's- Ahí esta el jefe... Suerte, compañero.

Le agradecí con la cabeza y avancé hasta la puerta que me había dicho. Pasé y me di cuenta que era un cuarto muy diferente a la tienda, era una oficina pequeña pintada totalmente de blanco, con algunos cuadros y un escritorio de madera con una computadora, una placa que decia "Mr. Barnes" y dos asientos a sus costados horizontales. En uno de ellos se encotraba el jefe.

-Buenas tardes, ¿usted es el...?

-Si, claro. Pasa adelante. -Me respondió.

-Vale... mucho gusto, señor Barnes. Estoy buscando trabajo. Quiero decirle que la tienda me encanta y sería increíble trabajar aquí. -le dije mientras me sentaba con cuidado.

-Has traído tu... ¿currículum o algo? -preguntó.

Me quedé en silencio sin saber que contestar. El giró un poco la cabeza y continuó diciendo:

-Sabes que necesitas uno, ¿no? Esta tienda puede parecer que no, pero, las cosas aquí son serias. Menos el chico que te recibió, él es mi hijo y bueno... seguramente habrá estado con sus asuntos. El tema, es que no te quiero dejar ir por el simple hecho de no traer tu currículum... casi nada, ¿eh? -señaló en tono de broma.

-Mire, he estado todo el día buscando trabajo, es algo que me ha recomendado mi psiquiatra, sé que no es algo que me facilite las cosas ahora pero de verdad quisie...

-Espera. ¿Quién es tú psiquiatra?

-Evangeline Claudette. -contesté.

-Wow... ella me atendió hace muchos años por unos problemas que tenía. Asuntos de jóvenes que a veces se salen de control, ¿no? Pensé que se había retirado. Eso explica tanto movimiento en el consultorio de al lado... -dijo analizando toda ésta situación.

-Si quiere puedo buscar la manera de traer mi currículum o algo. -le dije cambiando de tema.

-¿Puedes venir mañana? Me lo envías por correo y aprovechas el turno de la chica que trabaja mañana para que te explique como va todo aquí. ¿Tienes el número de Evangeline, hijo? -preguntó mientras sacaba su celular.

Mañana, mañana... estaba a un paso de conseguir mi primer empleo, solo debía aceptar y empezaría al día siguiente. Mi cuerpo se lleno de nervios de inmediato.

-¿Estás bien?

-Sí, sí. Mañana, mañana vengo seguro. -dije lo más rápido que pude.

Le di el número, me habló sobre los problemas que tuvo, me contó como Evangeline lo ayudó a salir de todo esto y que lo había convertido en una persona totalmente nueva. Nos despedimos y antes de cruzar la puerta para salir, el me dijo:

-Por cierto. Cuando llegues di que eres "El de las dos", la chica que te recibirá lo entenderá. Si todo marcha bien esa sería tu hora de trabajar, pero ya veremos que tal, para empezar a mover horarios y todo lo que implica un nuevo empleado. Hasta mañana... Y felicidades, por estar a punto de convertirte en un incomprendido.

Glicerina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora