Capítulo 18

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El ser humano pasa por situaciones complicadas durante todo el trayecto de su vida. Ahora yo me pregunto... ¿Qué tanta mierda hice para haber pasado por toda esta miseria en apenas diecinueve años?

Creo que una de las peores sensaciones del mundo es despertar y no saber en donde estás y qué esta pasando. Al menos en mi caso, tu cuerpo esta sin poder reaccionar correctamente. Esta situación la había vivido ya dos veces en menos de diez días. Para mi suerte, antes de tomar una decisión que seguramente iba a ser equivocada, hice contacto visual con... ¿mi padre?

Estábamos en una sala blanca, parecía el cielo y por un momento sentí que había fallecido, pero no.

—Voy a llamar al doctor. No te muevas. —dijo rápidamente.

Esto fue lo último que recuerdo antes de ver todo negro nuevamente. No quiero sonar repetitivo con mi situación, pero para no haberme desmayado nunca, tres veces en menos de veinte días era una maldita locura.

La segunda vez que desperté si fue algo más "definitivo" por llamarlo de algún modo.

Tenía una marcarilla de oxigeno, y una vía en el brazo derecho. Estas dos cosas no eran nada incómodas comparado a lo horrible que se sentía que mi frente estuviese envuelta por completo. En una escala del uno al diez de dolor, era un insoportable once.

En menos de cinco minutos de haber despertado entraron tres personas a la sala. Una de ellas era mi padre, el doctor y presumo que la otra persona restante era una enfermera. El doctor se me acercó y al apenas quitarme la mascarilla, me giré y vomité. Era más asqueroso de lo que podía ser normalmente. Una especie de charco de sangre diluida y restos de comida. Ya no podía ni con mi alma. Llega un momento en tu vida donde después de tanta absoluta mierda, te cansas de estar cansado.

Luego de cambiar el contenido que me estaban ingresando a través de la vía y limpiar la asquerosidad que había salido de mi boca, me hicieron algunos chequeos, comentaron ciertas cosas con mi padre y se fueron.

—Es difícil todo esto, ¿no? —señaló, mientras se rascaba los ojos.

Las ojeras en la cara de mi padre eran impresionantes, su aspecto era terrible. Una barba desarreglada, ojos llorosos, camisa arrugada, cabello horriblemente "peinado". Solo malas descripciones para su aspecto... De tal palo, tal astilla.

—Guillermo vino temprano. Me comentó que se tomarán medidas importantes con las personas que te hicieron esto. También me ayudo con el compromiso del juicio... De una u otra forma llegamos a un acuerdo con el juez y...¿Patrick?. —dijo, dudando—. Sé que no estás en óptimas condiciones, hijo. Pero de momento, tienes un acuerdo de libertad condicional con ciertas reglas que Guillermo te explicará después.

No tenía fuerzas para responder, el sólo hecho de pensar, era complejo. Tienes que estar muy jodido para que te digan una "buena" noticia y tú solo quieras morir. Una buena noticia para mi en ese momento era un disparo en el cráneo.

Hice una pequeña seña con la cara a mi padre para que me pusiera nuevamente la mascarilla. Él comprendió, y me la colocó. Bastaron treinta segundos para volver a dormir, quizás de una manera más... ¿"tranquila"?

Glicerina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora