Rubius se despertó alegre. No había tenido pesadillas, ni sufrió de insomnio.
Se levantó animadamente de su cama y fue directo al baño. Una vez hechas sus necesidades, se dirigió a la cocina. Allí se hizo un chocolate caliente; a pesar de su energía de hoy, no tenía mucha hambre. Luego, se recostó en su sillón y llamó a sus mascotas, las cuales fueron rápidamente a su posición. Se acurrucaron a su lado, y Rubius procedió a encender la televisión para mirarla un rato, mientras acariciaba a su perro y su cerdo.
(...)
De repente, el peliblanco escuchó golpes provenientes de la puerta. Se levantó con pereza y fue hacia la entrada principal de su casa. Al abrirla, pudo ver a sus dos amigos: Willy y Vegetta. Frunció el ceño, preguntándose por qué habían ido.
—Chicos, ¿qué hacen aquí? —Preguntó Rubius, confundido.
—Ayer habíamos acordado en ir a investigar la concentración de magia que se identificó en las montañas que hay a la lejanía y tú accediste. ¿No lo recuerdas? —Explicó Vegetta.
—La verdad es que no —respondió el de pelo blanco, rascándose la nuca, avergonzado por su despiste.
—No te preocupes. Cámbiate y mientras tanto, nosotros te esperaremos aquí —le dijo Willy, dedicándole una sonrisa.
—De acuerdo —aceptó Rubius, devolviéndole el gesto al de boina verde.
Fue a su habitación
y, una vez cambiado, un pensamiento cruzó por su mente.«Qué raro. Sé que soy muy olvidadizo pero, en verdad, no tengo ningún recuerdo sobre haber accedido a esto».
Ignoró aquello y, simplemente, supuso que al tener muchas emociones acumuladas en tan poco tiempo lo habían puesto más despistado.
Se encaminó de nuevo hacia la puerta y allí vio otra vez a sus visitantes inesperados.
—Ya estoy listo. ¿Vamos?
—Claro —le respondieron al unísono.
(...)
Durante el trayecto, Vegetta y Willy estaban un tanto extrañados por la actitud que tenía su amigo en ese momento. Andaba a paso lento, y miraba a su alrededor como si estuviese perdido. También se percataron que había veces en las que se quedaba mirando fijamente a un lugar cualquiera, y, de repente, reaccionaba, volviendo de su ensoñación. Trataban de no preocuparse, ya que suponían que debía ser por «su situación», pero no podían evitar sentirse sorprendidos ante las acciones de Rubius.
Al ver que continuaba con aquel semblante confuso, Willy le dijo:
—¿Todo bien?
—¿Eh? —Murmuró el peliblanco, sacudiendo levemente la cabeza al volver de su trance.
—Te pregunté si estás bien —le explicó el albino.
—Oh... Sí, todo correcto —le respondió, esforzándose por esbozar una sonrisa, la cual pareció más una mueca.
Willy solo asintió ante su respuesta y le miró preocupado, pero luego volvió su vista al frente, caminando a la par de Vegetta. Después hablaría con Rubius.
(...)
Cuando llegaron al punto de encuentro, observaron que ya se hallaban todos sus amigos allí. Los acompañantes del peliblanco se dirigieron al resto del grupo con seguridad, pero Rubius solo se puso más confundido de lo que ya estaba. Tardó unos segundos en reaccionar y encaminarse hacia sus amigos.
ESTÁS LEYENDO
Almas unidas (Rubelangel)
FanfictionDesde la muerte de Mangel en Karmaland, Rubius se deprimió. Andaba desganado todo el tiempo, y a veces en las noches se echaba a llorar durante horas. Pero nadie sabía qué tanto le afectó la muerte de su mejor amigo, ya que él siempre fingía estar b...