Nervios

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Mai- Entonces ahora Flavio y tu soy amigos?

Sam- no se?

Mai- Si no lo sabes tu, yo menos amiga. Como pueden cambiar las cosas de la noche a la mañana. A ver que entienda, hasta hace venti-cuantro hora Flavio te caía fatal, porque era un borde y ahora sois amigos.

Sam- A ver amigos no. Pero conocidos que saben de la existencia del uno y el orto.

Mai- no entiendo nada, pero me encanta.

El resto de la semana paso tranquila, Flavio y yo no volvimos hablar desde la noche del martes, pero por los pasillos o entre clases nuestras miradas se cruzaban y podía notar como mis mejillas se enrojezian y mi pulso se aceleraba.

Nos hicimos íntimas amigas de Nia, era una amiga más.
Este sábado será el primer día que salgamos al campo para animar a nuestro equipo de fútbol. Hoy viernes estaba bastante nerviosa, habíamos quedado para entrenar la coreografía aunque no hubiese ensayo, queríamos asegurarnos se que todo saldría perfecto.

Ahora nos encotrabamos todas en el vestuario.

Nia- Nerviosas por mañana?

Sam- Te estaría mintiendo si te dijo que no.

Ambas reímos ante mi comentario, pero las risas fueron cortadas por una voz.

Eva- Tu, como mañana en el partido la cagas, será tu fin entendido?

Sam- Eva ya no tengo miedo a tus amenazas y preocúpate más por ti que por mi, a ver si te llevarás una sorpresa y al final la cagas tu.

Eva se fue toda indicada.

Nunca antes había afrontado así esta situación, solo me callaba y le miraba con mala caro y le rebotaba hasta que ella me dejaba en ridículo. Pero esta vez había sido al revés y me sentí muy bien, pero yo no me rebajare a su nivel, ya no tenemos 10 años.

Después del entrenó no hicimos gran cosa y el sábado por la mañana me lo pase haciendo deberes y repasando mates. Maialen y yo ya encontramos una profesora particular, resulta que Nia era muy buena en matemáticas, aclaremos ¿ahí algo que Nia no sepa hacer, pregunto? Ella misma se ofreció ha ayudarnos con las mates siempre que lo necesitamos y nosotras le prometimos que si necesitaba algo nos lo digiere. Gracias a ella me graduare este año, y con buena nota en mates.

A la tarde sobre las seis sali de casa ya que le dije a Maialen que iría andando aunque fuera media hora de camino. Necesitaba salir, que me diera el aire, llevaba todo el día en casa entre libros y papeles.

Llevaba un buen rato andando metida en mis pensamientos y escuchado de mi play list favorita en Spotify. Cunado algo me asustó por la espalda.

Fla- ¿Que tal rubia?

Sam- Coño que susto gilipollas. - dijo mientras se cuitaba los cascos y apagaba la música.

Fla- Te he llamado como dos veces, lo siento pero me has obligado, de algún modo.

Sam- Iba con los cascos escuchando música idiota.

Fla- Es boca rubia. ¿Que escuchabas?

Sam- Música

Fla- En serio, yo también lo hago. -dijo de modo irónico.

Sam- ¿Te cree gracioso o que?

Fla- No me creo lo soy.

Sam- Si ya veo, eres un suvidito.

Fla- Auch eso dolió. - dijo mientras se tocaba el lado izquierdo de su pechos y se hacía el ofendido.

Sam- Y un exagerado. -dijo entre risas.

Fla- Lo ves como soy gracioso, te he hecho reír.

Sam- Te voy a decir que no, tengo miedo de decirte que si y que tu ego crezca más.

Fla- Entonces es un si.

Sam- Te he dicho que no, gilipollas.

Fla- Ya tardabas en decirme gilipollas, lo echaba de menos.

Sam- Como sigas así lo escucharas más a menudo.

Fla- Eso esperó rubia.

Sam- Gilipollas. - y una pequeña sonrisa creció en los labios de Samantha.

El resto del camino se convirtió en un silencio, pero no era nada incómodo como el del otro día. Cruzaban pequeñas miradas y risas cómplices.

Sam- Suerte en el partido.

Fla- Si marco te lo dedicaré.

Sam- Yo te dedicaré una hostia.

Fla- Suerte rubia.

Sam- Adiós gilipollas.

Ambos se alegaron con una pequeña sonrisa.

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