Huir

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No sé dónde estaba, solo seguía caminando. Hacia rato que había parado de correr y sentí que alguien me llamaba sabía que era Mai le reconocí la voz al instante, pero estaba tan avergonzada que no podía ni mirar a mi mejor amiga a la cara.

Llame a mi madre por si me podía venir a recoger, pero no me lo cogió. Entonces decidí que podía llamar a Alejandro el viernes era su último día de vacaciones, me sentía fatal por llamarle a las tantas de la madrugada. Sabía que tenía una familia a la que cuidar y el por lo menos quería a sus hijos y no quería alejarlo mucho de ellos. Ella sabía exactamente la falta de cariño de un padre o una madre. Lo sabía por experiencia propia.

Al final decidió llamarlos, pero sonó el contestador. Supuse que estaba durmiendo y tenía el móvil apagado.

Encendí el Google Maps de mi móvil y en media hora ya estaba entrando por la puerta de casa.

Mi madre no se encontraba en ella pero su móvil estaba en el comedor. Para que quiere el último modelo que salió si ni siquiera lo utiliza.

A la mañana siguiente me llamaron Mai y Nia, por vídeo llamada. Les conté porque salí corriendo y lo entendieron, también les dije que el beso con Flavio no era nada importante. Ellas no sacaron más el tema y decidimos quedar un rato a dar una vuelta.

La tarde fue tranquila mi madre ya estaba cuando llegue del restaurante que había quedado con las chicas para comer.

MS- Hola cariño. ¿Ya has comido?

Sam- Si he ido con las chicas.

MS- ¿Iba a ver una película, quieres verla conmigo?

Sam- Claro, voy a ponerme algo más como y hacer palomitas.

Todo iba genial, no parabamos de reírnos, si no era por la peli era por un comentario de decía mi madre.

Pero eso era demasiado perfecto para ser real, a la mitad de la peli mi madre volvió a ser la de siempre. Ya estaba otra vez con el móvil en la mano, hasta que se levantó porque le llamaban.

Decidí apagar la tele e ir a mi habitación donde pasé el resto de la tarde hasta la hora de cenar.

||Mai|| Entonces no hace falta que te vaya buscar más a tu casa?

||Sam|| Exacto, el viernes se le cavaron las vacaciones a Alejandro.

||Mai|| Vale. Sabes que tenemos que hablar de lo que paso el sábado, ayer te lo dejamos pasar, pero hoy.

||Sam|| Joder que tarde es, nos vemos en un rato. Adéu.

||Mai|| Cobarde, hoy no te escapas. Adéu.

Colgaron.

Ahora mismo nos encontrábamos en la cafetería y sabia que era el momento de contarles todo lo sucedido el pasado sábado hace solo dos días.

Mai- Sabes que es la hora de que nos cuentes que paso y como llegaste viva a tu casa.

Sam- ¿Qué queréis que os cuente primer?

Mai- la parte que huiste de la nada y nos degastes preocupadas.

Sam- Lo primero que quiero dejar claro, es que no fue por el beso. El beso con Flavio me da igual. ¿vale?

Nia- Claro.

Sam- Sali corriendo, porque todo el mundo me estaba mirando. Yo nunca antes había sido el centro de atención, no desde lo de mis padres. Tenia millones de ojos observándome y no sabia como reaccionar. Mi mente y mis piernas decidieron que esa la mejor opción y seguro que hice el ridículo. Y todo el mundo se pensará que el beso Flavio fue lo que causo mi huida y no es así. Eso para mi no fue nada importante. Llegue a casa andado llegue a las cuatro y pico de la mañana. Fue un milagro que no me pasara nada.

Nia- Pues si tuviste suerte. Y no te preocupes creo que nadie piense eso del beso.

Mai- Sabes que Flavio fue detrás de ti, pensaba que cuando no volvió él te había llevado a casa por eso no te llamamos.

Sam- Si lo sé, le escuché chillar mi nombre, pero seguí corriendo hasta que no escuchaba nada.










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