Una melodía

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No voy a mentir, es mañana estaba especialmente nerviosa. Pero la primera hora paso y su sitio estaba vacío, el no apareció ni a segunda ni tercera.

Nia- ¿A quién buscas? Estas un poco a desorientada.

Sam- No nada, vamos.

Todos sabíamos a quién estaba buscando, pero no hacía falta mencionarlo. Nos adentramos a la cafetería de siempre. Antes de juntarme con todos me acerque a Hugo por si sabía algo de lo que estaba pasando.

Sam- ¿Sabes algo de porque no ha venido?

Hugo- No sé, pesaba que tu sabrías algo. ¿Tú crees que nos tenemos que preocupar? Últimamente estaba un poco extraño.

Sam- Ayer estuve con él, creo que iré a verlo después de clase.

Hugo- A lo mejor me pasare por su casa mas tarde con los chicos.

Sam- Vale.

Las siguientes horas pasaron lentas, no estaba concentrada en las clases y ya me habían llamada la atención un par de veces para atender. Estaba ocupada preocupándome por un chico de ojos marrones, que no salía de mi cabeza.

Por fin las tres llegaron, el camino a su casa se hizo eterno. No sabia si el se encontraba, si en ella estará su padre o hermana, si me echaran o ni siquiera me abrirán la puerta.

Toque la puerta, parecía que la casa estaba bacia, no había ningún ruido. Justo cuando estaba decidida de que debía irme la puerta se abrió.

X- ¿Hola?

Sam- Hola, eh soy Sam una amiga de Flavio, hoy no ha venido al instituto y estamos un poco preocupados por él. Hace días que esta raro.

X- Ah tu eres la famosa Samantha, soy Bea la hermana de Flavio. Flavio habla mucho de ti en casa, bueno de todos.

Creo que ella pudo notar como mis mejillas se coloraron por su comentario.

Bea- Ahora mismo no estamos pasando por nuestro mejor momento, Flavio esta bien, no os tenis que preocupar, de aquí unos días estará mejor.

Sam- ¿Puedo pasar a verlo?

Bea- No se si quera visitas ahora mismo.

Sam- Ayer hable con el, necesito verlo me dejo un poco preocupada.

Bea- Pasa esta en la segunda planta, todo recto hasta el final del pasillo veras una puerta, el estará ahí seguramente.

Sam- Muchas gracias, y perdón por venir si avisar.

Bea- Tranquila.

Subí las grandes escaleras hasta llegar al segundo piso, y seguí las instrucciones de Bea. Cuando me encontraba a menos de dos metros empecé a escuchar una melodía de piano, abrí un poco la puerta y lo vi sentado tocando el piano.

Tocaba el piano con mucha rabia y fuerza, aporreaba las teclas con sus dedos. Parecía que llevaba tiempo tocando con es intensidad, podía ver como pequeñas gotas de sudor resbalaban por su cara. Estaba concentrado, parecía estar en otro mundo, donde nadie más podría entrar y nadie podía rebatárselo, era suyo.

Fla- ¿Cuánto tiempo llevas escuchando?

Sam- No más de cinco minutos.

Fla- ¿Porque has venido?

Sam- Estábamos preocupados, yo estaba preocupada por ti.

Fla- Estoy bien.

Sam- Claro que no, pero lo estarás. Flavio sabes que conmigo puedes ser tu mismo, yo no te voy a juzgar por como eres.

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