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Anastasia levantó al niño del suelo, no podían seguir en la mitad de la calle así que lo cargó para meterlo a su local y sentarlo en una de sus pocas mesas.

—Hey, ¿Estás bien?.–Anastasia pasó su mano por la mejilla del niño que lloraba en silencio. Anastasia no tenía mucha experiencia en niños, pero sabía que el pequeño estaba en un shock. El pequeño se estremeció con el contacto, solo Gail, su abuelita Grace y su tía Mia tenían ese tipo de demostraciones.

Su papá lo quería, era cariñoso con él, al igual que su familia, pero Teddy nunca había sentido un gesto tan ¿maternal?.

—¿Cómo te llamas?.–Anastasia trataba de estar tranquila, no quería ni pensar en que hubiera sucedido si ese carro no hubiera frenado a tiempo. El pequeño estaba mudo, tal vez por el miedo.

—¡No puede ser, las galletas!.–Anastasia acababa de recordar.

—No te preocupes, yo las saque del horno.— apareció Luke manteniendo a Ana en calma y poniendo la bandeja en el mostrador. Él también había observado todo el espectáculo.

Anastasia escuchó como la panza del pequeño rugió al oler las galletas recién horneadas.

—¿Quieres una galleta?.–Ana le dio una sonrisa al pequeño.—Te la cambió por una charla.

El niño asintió con una pequeña sonrisa, Ana le dio la mano para que la acompañara, lo sentó en un taburete, ella también se sentó en uno y estuvo al pendiente para asegurarse que el pequeño no se cayera. Agarró un plato y puso 2 galletas grandes.

—¿Me dirás cómo te llamas?.

—Teddy.–El pequeño mordió una galleta con cuidado, abrió los ojos por la sorpresa, ERAN LAS MEJORES GALLETAS QUE HABÍA PROBADO, ni las de Gail eran tan buenas.

–Creo que te gustaron.—Anastasia había sacado una carcajada por la reacción del pequeño, cosa que hizo que Teddy también riera, le gustaba la risa de Ana.

—Me da gusto que sonrías, ya puedo respirar al saber que estás bien. Estaba tan asustada, ¿por qué estas solo?.—Ana le sirvió un poco de leche en una taza pequeña.—Ten, sumérgela, te aseguro que te gustará más.-

El pequeño le explicó a su manera que Nadia (su niñera) no quiso acompañarlo, él solo quería comida rica. Ana le limpió un bigotito que el trago de leche le había provocado.

—Bueno, te llevaré al parque de nuevo.—Ana estaba a punto de bajar a Teddy, pero el pequeño le decía que no quería irse, quería quedarse, ni siquiera pensó en si había gente preocupada por él.

—Ana, creo que hoy tendremos un ayudante nuevo. Teddy, ¿te gustaría ayudarnos a hornear?.—Llegó Luke con una sonrisa, y antes de que Ana pudiera opinar la campana que sonaba cuando llegaba gente la hizo voltear.

—Señor, lo encontramos...

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