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—Tienes un problema con el alcohol.–Christian estaba sentando en mi sofá, ya me estaba acostumbrando a verlo aquí sentado.

—Me siento bien.

La fiesta terminó como a las 4 de la mañana. No recordaba mucho, pero me acuerdo que a eso de las 3 am la gente se puso muy rara. Casi quería echarlos a patadas porque se les metió la idea de hacer un ritual. El alcohol hace que digas o hagas muchas tonterías.

Dormí hasta que mi teléfono sonó para despertarme. Era Christian recordándome que hoy teníamos un maratón de películas. Cuando llegó a mi casa nuevamente, yo lo miraba con confusión. No recordaba haber acordado una actividad juntos.

—Te juro que no recuerdo cuando hicimos este plan.–me senté a su lado. Yo creo que mi sillón ya está marcando nuestro trasero, también mi sofá se está acostumbrando.

—Tú dijiste que era tu tradición en Halloween ver estas películas de terror.–Asentí a lo que Christian dijo.

Me gusta cuando recuerda las cosas que digo, porque eso me comprueba que me está prestando atención. Me gusta que recuerde las cosas, que escuche...porque así me recuerda lo que yo digo. Ay Anastasia, siempre tan olvidadiza.

—Desde pequeña.–aclaré.—Bueno, primero veremos "El cadáver de la novia", después veremos Coraline y para finalizar "El extraño mundo de Jack".—Repetí el orden de las películas. Esta era mi tradición los 31 de octubre desde que era niña.

—Creí que mi hijo estaba en casa de mi madre.–se burló, pero también recibió un golpe en su hombro de mi parte. Cielos, lo golpeaba mucho.—Es broma.

—Está tradición es sagrada para mi.–la verdad estaba exagerando. Solo que no me sentía muy animada. Este año Luke no estaba acompañándome en mi maratón/ tradición. Creo que sigue dormido y medio borracho.

—La verdad me resulta extraño que tu película favorita sea Coraline.—Volví a sonreír. Christian lo recordaba.—Nunca he visto estas películas.

—Todos tenemos a un niño dentro de nosotros.

—Tú tienes a todo un Kínder ahí.–dijo burlonamente, hice un puchero. Tenía un mal presentimiento, hoy no estaba burlona como era la costumbre.

—Trátame bonito. Estoy sensible.

—Vente para acá.–Christian extendió sus brazos para que yo me acurrucara en él, me gustaba que ya sabía que lo utilizaba de almohada. También me estaba acostumbrando a eso.

Estábamos viendo el cadáver de la novia, yo comía de las palomitas que había preparado hace rato. Seguía acurrucada de Christian y apreciaba que no agarrara de mis palomitas, eran mías, solo mías.

—Esos votos son los más lindos para una boda.–dije al principio de la película.

—¿Otra canción?.–se quejó Christian.

—Es Tim Burton, Chris.–dije como si fuera lo más obvio. Era pecado criticar una película de este director.

—Es como ver un Disney de terror.

—Que gruñón eres, para la próxima te voy a obligar a que veas El Gran Showman.—Dije mientras seguía comiendo.

Entonces la realidad volvió a golpearme. Estaba viendo mis películas favoritas con Christian, y yo seguía haciendo planes para continuar con nuestros días de cine. Si un día me dejaba, no volvería a ver de la misma manera estas películas.

Ay Ana, ¿por qué diablos estás pensando esto?, ¿qué pasa contigo el día de hoy?.

—Glotona.–dijo Christian mientras se acariciaba la mano. Le había dado un manotazo cuando intentó agarrar de mis palomitas. Pero luego me sentí culpable y le extendí el recipiente.

Somos chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora