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ANASTASIA:

—Ana, dile a Teddy que no se esté comiendo mi mezcla.—Luke llegó haciendo un puchero tan infantil. No sabía que ahora tenia que cuidar a dos niños.

—Ana, dile a Luke que no sea envidioso.–Dijo Teddy mientras le sacaba la lengua a Luke. Este pequeño se veía tan adorable arrastrando el delantal que le habíamos puesto, le quedaba muy grande.

Teddy había insistido en ayudar a cocinar, sé que le dije a Taylor que el pequeño estaría seguro, ¿pero que tiene de malo que Teddy ayude ?, no es como si lo estuviera exponiendo al horno u otros peligros. El pequeño solo "ayudaba" a decorar algunos postres.

—Teddy, la mezcla esta cruda y te vas a enfermar.—abrí los ojos cuando vi como el pequeño se tropezó con el delantal y cayó de rodillas.

—No pasa nada, no pasa nada.–Luke corrió hacia donde estaba el pequeño para levantarlo, lo cargó mientras lo paseaba repitiéndole que todo estaba bien. Me dio mucha risa ver a Luke todo asustado.

Teddy reventó en carcajadas, contagiándonos a nosotros.

—Me queda grande esta cosa.-hizo un puchero

—Supongo que si vas a estar viniendo podríamos comprar uno de tu talla.–Le dije a Teddy, vi como sus ojos se iluminaban, al parecer le agradaba la idea de venir seguido.

—¡SI !, Quiero decorar mi delantal.–Teddy aplaudía de la emoción.

—Pequeño, no puedes estar comiendo tanta azúcar. Sé que eres joven y no engordarás, pero te hará daño. Y luego te van a  salir caries provocando que se te caigan los dientes.–Dijo mi amigo, Teddy abrió sus ojos como platos, al parecer Luke seguiría hablando así que le tapé la boca para evitar que más idioteces salieran de ahí. Me iba a traumar al pobre nene.

—Ven, Teddy. Vámonos a la oficina, dejemos que Luke deje de holgazanear y se ponga a trabajar.–Agarré la mano de Teddy para salir juntos de la cocina.

Ya estando en la oficina vi como Teddy sacaba unas crayolas de su pequeña mochila que había traído, no es que sea adivina pero comprendí que el pequeño tenía ganas de dibujar.

—¿Quieres que te imprima algo para que lo colorees? .–Teddy negó con su cabeza, así que solo agarré algunas hojas blancas y se las puse en la mesa que había en el centro de los sillones donde tomamos asiento.

—Teddy, ¿tú no vas a la escuela? .–Me gustaba andar de metiche, ya el pequeño me había dicho que tenia casi 5 años, creo que ya tenia edad tan siquiera para un kínder.

—Nop.

Pasó un rato, ya era la hora de la salida, así que después de toda la rutina que procedíamos a realizar Luke y yo después de cerrar el local, nos fuimos a donde habíamos dejado a Teddy, ese diablillo ya había terminado su dibujo, así que ahora nos encontrábamos escuchando su explicación.

—Esta es mi familia. Mis abuelitos, mi tía Mia, Mi tío Eliott, Gail, Taylor, mi papi y yo.–Teddy iba señalando a los integrantes y decía alguna característica de ellos, nos habíamos reído mucho cuando nos dijo que la tal Mía a veces hablaba muy chillante .–No puse a los demás trabajadores de mi papá porque no conviven mucho conmigo como lo hace Taylor, pero no les vayan a decir.

—Oye, Teddy. ¿Y tú mamá?.–Dije mientras fruncia el ceño, no entendía porque en su dibujo no aparecía una figura materna y el no la había mencionado. El pequeño solo encogió los hombros dándome a entender que no sabia.

—Tú y tu bocata.—Dijo Luke dándome un leve pequillizco en el brazo.–Vente, Teddy, vamos a buscar galletas.

Los dos desaparecieron de la oficina, dejándome sola con mis pensamientos. Yo siempre he sido muy curiosa, y la verdad es que a veces hablaba y luego pensaba, mi lengua era un gran problema, no se quedaba quieta.

¿Dónde estaba la mamá de este pequeño ?, ¿Por qué necesita niñeras ?. Me gustaría cuidar a Teddy, me agrada su compañía y el pequeño no da problema, pero no puedo descuidar el negocio y aquí no es un lugar para niños, no se podía correr ni nada. Además, mi profesión no es esa.

Teddy debería ir en preescolar, ya tenia edad.

Ya era tarde, no había señal de que llegaran por el pequeño, y eso que todavía no cerrábamos la puerta ni bajábamos las cortinas, así que mejor fui al local para comprobar que a esos dos no les diera un coma diabético. 

—¿Me dejaron algo? .—Dije llegando al mostrador donde Luke estaba parado cuidando a Teddy para que no se cayera de un taburete.

—Estas galletas son mejores que las de Gail, pero no le digan.–Teddy nos susurró y se llevó su índice a la boca en señal de que guardáramos el secreto.

–Oh no, pequeño, ¿Tú también le subirás su ego ?. Que traidor.–Luke rodó los ojos mientras yo chocaba los cinco con Teddy.

—Me gustan las galletas.

–Si, creo que ya lo averigüé, Pequeño Come galletas.–Le sonreí a Teddy mientras él agarraba otra galleta para llevársela a la boca.

—Theo Grey, ¿qué estas haciendo? .-—Una voz masculina y profunda hizo que dejara de darle la espalda a la puerta.

Fruncí mi ceño, ¿Theo Grey?

¿GREY?

Me volteé completamente para ver quien era el culpable de la sonrisa de Teddy y del congelamiento de Luke.

Jesús de Veracruz.–Dijo un Luke que intentaba hablar español, tenía los ojos bien abiertos.

Somos chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora