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—¿No interrumpí un momento?.–dijo Christian mientras salíamos de mi local.

—¿A qué te refieres?.

—Sentí que estaba rompiendo un momento íntimo.—Ya entendí, se referiría a cuando me vió abrazada de Luke.

Me eché a reír en cuanto mi mente asimiló la actitud de Christian. ¿Él pensaba que entre Luke y yo había algo?.

¡No puedo creerlo!. ¿Está celoso?.

—¿Qué es tan gracioso?.

—Tú.–seguí riéndome.—¿Estás celoso de mi mejor amigo gay?.—Christian me miró sorprendido.

—¿Gay?.—Dijo confundido.

—Por Dios, Christian. Es más que obvio. No puedo creer que te pongas celoso de una persona que se fijaría primero en ti antes que en mi.

—No estoy celoso.

—Hoy estas raro conmigo desde que me viste abrazada de él.–aclaré. No puedo creer que Christian no se diera cuenta que mi amigo era muy afeminado.

Christian se quedó callado, al llegar al carro solo me abrió la puerta. No dijo ni una palabra.

—Hola, Taylor.–saludé al entrar a la parte trasera.—¿Y Teddy?

—Lo recogió su tía Mia, al parecer iban a pasar tiempo juntos.–me respondió Taylor ya que Christian seguía mudo.

Le indiqué a Taylor un lugar cercano en donde yo solía ir a surtir algunas cosas que el local necesitaba. Pensé que me bajaría sola, pero Christian se bajó detrás de mi. Solo escuché como le decía a Taylor que no nos tardaríamos.

Agarré un carrito y entre a la tienda. Comencé a recorrer los pasillos. Estaba confundida, necesitaba que Christian hablara. Yo no rompería este silencio, tenía que respetar si él no quería contarme que pasaba por su mente.

—Me siento culpable.–susurró colocándose a un lado de mi.

—¿Por qué?.–lo volteé a ver, lucia serio.

—Estoy arruinado tu vida con esta estupida farsa. Mereces vivir, Anastasia. Mereces salir con alguien más, enamorarte. No quiero atarte.—paré el carrito de compras violentamente.

—Para ya, Christian.–estaba cabreándome.—Yo decidí involucrarme en esto, y tú vas a respetar mi decisión. Ya soy adulta, yo sé perfectamente en qué me metí.

—Es solo que...

—Nada, Christian.–lo interrumpí.—No vuelvas a ser tan negativo, maldita sea.–susurré en un tono enojado, no necesitaba que la gente nos notara más.—¿Tengo que repetírtelo hasta el cansancio?, no tengo ningún problema con esto.

Sé que Christian tenía razón, pero no quería pensar en eso. Estaba sacrificando mucho y no podía darme por vencida en este momento. Yo seguiría hasta que fuera necesario.

—Lo siento, es que...

—Yo también tengo mis dudas, y también siento miedo.–volví a interrumpirlo.—Pero en este momento solo somos una pareja haciendo las compras, ¿okey?.–tomé su mano para que ambos conduciéramos el carrito.

Le hice un rápido recorrido a Christian por toda la tienda, me sorprendió saber que él nunca había ido a hacer "despensa". Pero claro, ¿para que hacerlo cuando los demás podían hacerlo por ti?. Fue una actividad muy satisfactoria, porque  las ocurrencias de Christian me hicieron olvidar la amarga conversación pasada. Tenía un video en mi celular de como Christian corría con el carrito por los pasillos, era como ver a un niño pequeño.

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