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—¿Por qué no fuiste a trabajar? .–preguntó Kate.

—Dijo que estaba Enferma.–dijo Luke. Mis amigos se habían tomado la molestia de visitarme solo porque no respondía sus llamadas o mensajes. Me dolía la cabeza con el brillo del celular, por eso lo dejé olvidado.

—¡Lo estoy!.– y tal vez era cierto, porque desde que Christian se fue muy temprano esta mañana, ya no pude volver a dormir y me sentí descompuesta; Con escalofríos y mucho flujo nasal. Súmenle que pues estuve llorando un poco.

—¿Qué tienes ?, ¿qué sientes?.–Ahí estaba mi rubia preocupada.

—Ya verás que mañana estaré mejor. Yo creo que Theo me contagió. No es nada, por favor no se preocupen.

—De acuerdo.– Kate se dio por vencida.— Luke, si mañana esta holgazana no va a trabajar, me informas para que me la lleve al hospital.

—Pero...

—Nada.– Kate me dio su mirada para que guardara silencio. Me daba miedo. —Un médico te espera para que pueda recetarte algo. Por mientras calienta y cómete la sopa que te traje.

—Si, mamá.–rodé mis ojos.—Ya verás que mañana estaré como si nada.

Error, estuve muy equivocada. Al día siguiente no pude ni levantarme, me sentía muy débil. Le marqué a Luke para avisarle que otra vez me ausentaría, el muy idiota solo pudo reírse de mí porque estaba congestionada y al parecer hablaba chistoso.

No pude ni salir de mi cama, tenía tanto frío. Dios, si me muero van a tardar en encontrarme. Ana, mantén la calma.

Ese día, Kate me llevó al hospital, claro que Josh casi tuvo que cargarme porque estaba débil. Pensé que al cortar nuestra relación, también se llevaría a Josh, pero al parecer aún se preocupaba por mi seguridad. Ay Christian, no te merezco.

—Luces como un fantasma.– dijo Kate, como siempre tan amable y compresiva.

El diagnóstico del doctor fue el que yo ya había deducido desde un principio. Tenía un resfriado. Al menos me ha dado a elegir entre medicamentos o inyecciones. Dios, odio las agujas.

—Señorita Steele, ¿quiere que yo le informe al señor Grey o usted lo hace?.– preguntó mi seguridad personal. Tragué saliva en cuanto Kate volteo a verme, estaba esperando mi respuesta. Por cierto, nadie sabía sobre mi "ruptura". Ay Josh, ese si fue un golpe duro.

—No es necesario, más tarde lo haré yo.— Ahora soy Ana la mentirosa. Kate me volteo a ver confundida, pero afortunadamente no sacó el tema.

Y así pasaron los días, mis amigos me marcaban a cada rato; como me obligaron a tomar reposo, Luke era el que estaba al mando del negocio. Mis amigos tenían prohibido visitarme, porque les dije que no quería contagiarlos, pero el día de hoy ya me sentía con ánimos de tolerarlos, yo creo que hoy si podré recibirlos.

—Anastasia Steele, tú y yo vamos a hablar.– Kate apareció en mi habitación mientras me quitaba la sábana de la cabeza. Esta gente irrespetuosa ya no deja dormir, maldita la hora en la que les di la llave de mi hogar.

—¿Ahora qué rompió Luke?.

—¡Oye!.–se quejó mi amigo.—Yo no hice nada.

—No cambies el tema, Steele. Ya paso casi una semana y me tuve que morder la lengua para no tocar este tema, pero dime de una buena vez que te está pasando.

—No sé de que me hablas.–me puse una almohada en la cara para que captaran el mensaje de que quería dormir. Pero Kate también me la arrebató.

Somos chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora