52

4.2K 268 35
                                    


—Cuando sugeriste una cita, no me esperaba esto.—Gruñó Christian mientras se sentaba para ponerse sus patines.

—¿Qué esperabas?.–sonreí al ver cómo Christian se aseguraba de amarrar bien mis agujetas. Adorable.

—No lo sé, tal vez una noche de películas o pensé que me pedirías salir a cenar.

—Teddy.—solté una risita mientras le hablaba al pequeño.—Dile a tu papá que es un aguafiestas.

—Él lo sabe.—dijo el pequeño sin remordimiento, Christian abrió su boca sorprendido.

Christian seguía buscando a Leila, pero no teníamos información de ella. La última vez que dimos por sentado que se la había tragado la tierra, me la encontré en mi negocio amenazándome, y ya sabemos como terminó eso. Christian obviamente se puso más paranoico de lo normal, literal aumentó la seguridad para todos. Por otro lado, no existía ni un solo día en el que no me preguntara sobre mudarme con él; la respuesta seguía siendo la misma.

¿A qué le tienes miedo, Anastasia?

—Papi, ¿puedes darte prisa?.—Teddy preguntó mientras movía sus pies ansioso, estaba inquieto.

Los días pasaron sin problemas, la verdad es que todo estaba mejorando y mi relación con Christian se encontraba mejor que nunca. Nos estábamos enfocando en recuperar el tiempo perdido, al igual que se nos ocurrió por fin hacer actividades como una pareja real, sin tener que fingir nuevamente. Había acordado junto con Christian en que no dejaríamos de lado a Teddy; si, algunas veces saldríamos solos, la intimidad también era importante, pero no quería que Theo se sintiera desechado.

Ahorita nos encontrábamos en una pista de hielo. Cuando nos exponíamos públicamente, Christian siempre procuraba que los lugares no estuvieran tan llenos de gente; de todas maneras, cada esquina tenía como 10 hombres encargados de nuestra seguridad. Escalofriante, pero necesario.

—Debí rentar este lugar solo para nosotros.–Christian volvió a gruñir mientras recorría con sus ojos a las pocas personas que estaban en la pista.

—Estas loco.–Lo fulminé con la mirada.–Bien sabes que no te dejaría hacer algo como tal.—En la mañana él cometió el error de contarme sobre su plan de alquilar el lugar para que fuera solo de nosotros esta noche. Obviamente tuvimos una pequeña conversación agitada sobre la posesión.

—Solo quiero que estén seguros.

—Christian, estamos seguros.–señalé hacia donde estaba Taylor junto con los demás hombres.—No puedes controlarlo todo, ya lo hablamos.–Me senté junto a él.—Teddy necesita crecer como un niño normal, no puedes encerrarlo en una jaula de oro.

—Siempre tan acertada, Señorita Steele.

—Estoy para enseñarte.–le guiñé el ojo mientras él se acercaba lentamente a mi.

—¿Qué va a enseñarme, señorita Steele?.–mordí mi labio al sentir tan cercas el aliento de Christian.

—¡Oigan, dense prisa!.–Teddy nos sacó de nuestra burbuja, Christian y yo nos separamos inmediatamente.

—Siempre tan oportuno, Theo.–me sonrojé.—Venga, el primero que se caiga pierde.

—Sigo diciendo que esta fue una mala idea, es peligroso.

—Por favor, Christian, nada nos va a pasar.–rodé mis ojos. Siempre tan obsesionado con la seguridad.—¿Listo, Teddy?.

—Listo.

Tomé la mano de Teddy para que pudiera levantarse del banco y avanzar sin problemas hacia la pista.

—Hey, Christian.–llamé su atención, él seguía sentado.—¿No vienes?

Somos chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora