Alivio a la tormenta

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El rescate llegó al atardecer cuando emprendieron un viaje hacia la playa acompañados de música, unas Cabro Reserva frías y trajes de baño para "nadar" las penas de la tormenta que pasaron ese día. Luego de unos clavados y competencias de velocidad en la piscina se sentaron a escuchar las percusiones de las olas al chocar entre sí, mientras la espuma del mar masajeaba sus pies y la brisa salaba su respiración y labios. Así, en silencio y tomados de la mano, sintieron sus corazones agitados por una tormenta de sentimientos diferente a la que los llevó ahí.

Foto que acompaña relato: Playa Hawaii, Guatemala tomada por Ing. César Zacarías (INAB).

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