Visiones borrosas

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Estaba relajada en el sofá viendo una película cuando escuché sus pasos cortos y arrastrados dirigiéndose hacia la sala en la que me encontraba. Con su voz ronca por la falta de uso me dijo:  — Mija, vaya calladita por su papa y dígale que traiga la escopeta. Hay un ladrón afuera. Yo, irritada por sus fantasías, le contesté que de seguro que vio mal, que nadie llega a casa sin que lo vean desde la garita y nos avisen. Pero ella insistió, agregando que el ladrón era flaco, con el pelo alborotado y que estaba sucio como esos vagos del pueblo. Me tocó poner pausa a Netflix e ir a la puerta a ver. Ofuscada por sus fantasías regresé con pasos ruidosos a aclararle la verdad de su visión.

— Mirá abu, no es ningún ladrón. Las cataratas no te dejan ya ni distinguir la escoba de cabeza que deja mi mamá para que no lleguen visitas inesperadas. No hay nadie.

De repente sentí un escobazo en mi cabeza y caí inconsciente.

Mis microrelatos - Cabos sueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora