El semáforo del corazón

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Cuando te conocí paraste el tráfico de mi sangre unos segundos y pusiste un alto a mi respiración. Tu mirada profunda, nariz chata y aura angelical detuvieron el ruido de mis pensamientos. Me saludaste con cortesía y fui recuperando mis sentidos mientras te veía y escuchaba con precaución. Noté tu inteligencia, rectitud y disponibilidad para ayudar y así fue como caí rendido. Ese fue el momento cuando mi alerta cambió a confianza. Empecé a buscar tu amistad y cuando me sonreíste con curiosidad sentí que tu alma me daba luz verde para enamorarte y recorrer juntos un camino de aventuras.

Mis microrelatos - Cabos sueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora