La Dicha

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Uno de mis recuerdos más felices era despertar en esa finca con el canto de los pájaros y gallos, y el sonido de mi madre dando toquecitos a los sartenes para preparar el desayuno. Era un lugar lleno de vida. Tenía los corrales llenos, los pollitos correteando cerca de las galanas gallinas, y los perros peleando su puesto de guardianes con los gansos. Todos los campos tenían árboles y cultivos multicolores que recibían visitantes voladores que a veces ayudaban a la producción polinizando y otros que sólo iban a picotear hambrientos. Así de simple y dichosa era la vida ahí.

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Imagen que acompaña relato: The Farm at the Jas de Bouffan, Paul Cezanne.

Mis microrelatos - Cabos sueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora