Mis padres tuvieron excelentes métodos para aprender a hacer cuentas con agilidad. Papá atendía a veces la tienda de la abuela y mamá competía con sus otras cinco hermanas para ser la más lista en matemáticas. Se podría decir que los dos son calculadoras andantes. Yo, en cambio, no fui nada brillante. Me ayudó un poco mi hermana mayor para que contara mis saltos en el avioncito que en el piso para mí dibujaba. Ella revisaba mis cuentas contando sus dedos hasta que no le alcanzaban. Así que ella fue la más aliviada cuando al fin una calculadora nos regalaban.
Foto que acompaña relato: Digital vision en Getty Images.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
Short StoryEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...