El aprendiz de carpintería volvía al atardecer luego de limpiar el taller de su maestro. Se llevaba a escondidas restos de madera, viruta y clavos para hacer sus propias creaciones en su solitario refugio. Se desvelaba las noches de luna llena y madrugaba con el alba para terminar de hacer las finas tuercas que conectadas entre sí movían las figuritas que hacían todas las cosas que él no podía aprender. Sus autómatas eran actores, violinistas, bailarines y magos. Amaba y envidiaba a sus creaciones. Todos eran libres para divertirse haciendo lo mismo todo el día sin pasar hambre ni sudor.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
Kısa HikayeEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...