Bajando las gradas se me eriza la piel. En parte por el frío y en parte por el asco que me despierta el olor a muerte. Cuando me acostumbro a la poca luz logro leer las indicaciones para cada estancia y veo con curiosidad lo que guardan. Noto que el cepo aún conserva unos cabellos de su último ocupante, la silla de la inquisición aún huele a sangre y orines rancios. Sus agujas lucen oxidadas pero afiladas. Y en el centro distingo el arma del mundo moderno, la nueva herramienta que mandó el Dr. Joseph Guillotín. Pronto me tocará probarla.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
Cerita PendekEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...