Leyenda del juego de guerra occidental

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El alfarero exploró el talento de sus manos cambiando el oficio de moldear la arcilla en platos y vasijas, por tallar la madera y rocas para hacer pelotitas, castillos y caballitos para su hijo. Luego descubrió que quería pasar tiempo tranquilo y silencioso con su hijo, y creó su versión propia del tablero extraño que dejaron los viajeros de oriente. Hizo un par de reyes y reinas, dos caballeros sobre sus caballos, dieciséis peones, y como no entendió qué eran los "elefantes" hizo un par de obispos que llamó "alfiles". Así jugando a la guerra desde casa, inició el ajedrez.

Mis microrelatos - Cabos sueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora