Parecía un vagabundo cualquiera porque era flacucho con pulgas que olía a trapo viejo y mojado. En realidad, era un dulce perro educado que, de día se pegaba a los no-videntes para ayudarlos a cruzar la calle, y de noche seguía a los borrachos que andaban en zigzag por las calles cantando desentonadas rancheras con botella en mano. Ese perro al que llamaban cadejo, porque creían que cuidaba a los borrachos, no era otro que "Coquito" buscando a el olor de su amo mezclado con alcohol entre otros borrachos. Aunque su amo lo hubiera abandonado, Coquito esperaba volver con él.
ESTÁS LEYENDO
Mis microrelatos - Cabos sueltos
Kısa HikayeEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...