Se llevó sus pertenencias de a poco para que nadie descubriera sus intenciones. Seguía su rutina excepto al medio día, cuando en vez de comer se la pasaba llamando a supuestos salvadores. Su desesperación aumentaba porque la solución no llegaba. Pasaban los meses y noté que mucha ropa ya no volvía de la "tintorería", reportaba adornos rotos "por accidente" muy seguido, y ordenaba instrucciones sobre cómo mantener la casa a flote si algún día faltaba. Cuando recibió la llamada con esa ansiada oportunidad, cerró la puerta con una amarga resolución y anticipada nostalgia porque supo que no iba a volver.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
Historia CortaEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...