De niña me gustaba caminar con cierto ritmo pisando las grietas y esquinas de los pisos. Así que ese día que mi mamá me llevaba apresurada entre panteones y flores marchitas, yo me contentaba con caminar sobre las "montañitas" de tierra fresca. Al notarlo mi mamá me regañó diciéndome que los muertos recientes me arrastrarían de los pies a sus tumbas. Yo asustada le pedí que me cargara. Al rato se nos unió mi abuelo que me sonrió y me dijo "Eso es mentira mija, a los muertos no hay que temerles, pero sí respetarlos, nadie se la llevará". Al darle las gracias, mi madre se detuvo de golpe y me pidió que le repitiera lo que acababa de decir.
— Le dí las gracias al Abue porque dice que a los muertos debemos respetarles no temerles.
— Nena, no pudiste haber visto a tu abuelo, nosotras ahorita vamos a su entierro. Esa frase la decía mucho él, deplano sólo lo recordaste.
Así que sin insistirle a mi madre más de lo que ví y escuché, entendí que esa fue la última vez que vería a mi Abuelo.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
ContoEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...