Pidiendo un favor al molino

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Dicen que los árboles son estupendos consejeros y confidentes. Además, acumulan la sabiduría de todos con el paso del tiempo y por eso extienden sus raíces y ramas con anchura. ¡Tanta información guardan! Pero yo busco lo contrario. No quiero consejeros ni guarda-secretos. Por eso, vengo desde lejos con este gigante amigo del viento. Le contaré mi sufrir, lloraré a su lado mientras agita sus brazos para darnos el agua de riego y le pediré que mande lejos mi tristeza. Todos cuentan con los árboles, pero pocos saben que los molinos de viento pueden liberarnos para siempre de las penas.

Mis microrelatos - Cabos sueltosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora