Uno de los días más felices de mi vida fue cuando recibí mi primer equipo de acampar. Me lo prestaron para unirme a los guardianes del bosque. Incluía un saco de dormir algo delgado, sucio y con olor a leña ahumada. También me dieron una mochila azul verdosa algo deformada que no era cómoda para cargar en la espalda. Dentro venía una ropa impermeable, un par de botas enlodadas y guantes con grama. Nada era un regalo, ni era nuevo ni bonito, pero para mí eran tesoros que me acercaban a otra realidad para una vida simple en la naturaleza.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
Historia CortaEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...