Las mujeres de la tribu recolectaban bayas con sus pies descalzos para sanar las quemaduras y ampollas luego del incendio de la noche anterior. A lo lejos oían a los hombres cortando madera para construir unos refugios improvisados ya que su aldea completa había quedado en cenizas. De repente sintieron las sombras cambiar. Un nubarrón las cubrió anunciando que pronto llovería. Tomaron sus cestas con peces y bolsas con bayas, corrieron con prisa por charcos del pantano hacia el bosque y empezó el chaparrón. Ninguna se dió cuenta que tres de las suyas se hundieron para siempre entre las pozas.
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Mis microrelatos - Cabos sueltos
ContoEste es una compilación de micro-relatos que inició el 22 de junio de 2020 gracias a un reto iniciado por mis amigos del curso de escritura que tomé en la librería Sophos. Nos propusimos escribir 100 palabras por día. Cada capítulo es único y no tie...