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Canción: deja vu - Olivia Rodrigo

Desperté asustada y con palpitaciones. Dormida sentía que me ahogaba y que una vibración no me dejaba respirar. Me recompuse y frote mis ojos para caer en la realidad.

Me había quedado dormida en el sofá.

La luz de la luna entraba por el gran ventanal del apartamento.

Las botellas de cerveza estaban paradas sobre la mesa ratona y todo estaba echo un desastre. Aiden yacía dormido sobre el otro sofá y David estaba recostado en el piso con los brazos sobre su cabeza.

Una extraña sensación me recorrió todo el cuerpo. Mi sentido no fallaba. Sentía como si alguien me estuviera observando, o que alguien estaba en esta misma habitación. Más bien, que estaba dentro de mi casa.

Trague saliva y agudice mi oído. Me recosté un poco sobre el sofá y traté de tranquilizarme. Quizás el efecto de la cerveza aún seguía en mi sistema.

Me deje llevar y mire por el ventanal. El silencio era tan abrumador de paz que tenía el poder de hacerte dormir en un segundo. Mi mente comenzó a vagar en mis propios pensamientos. Todos aquellos llevaron a Justin y en lo qué pasó entre nosotros hace un par de horas. Sus besos, sus caricias, la forma en la que él me tomó por completo, el detalle que tuvo en regalarme...

Una sombra pasó rápidamente por el balcón y mi visión lo captó tan rápido y tan de repente que no dude en convertirme. Me puse de pie y no me importo nada mas, sabía que esa presencia que sentía estaba fuera. Abrí la ventana de un tirón ya convertida, y al divisarlo saltar hacia los pisos de arriba, no dude en seguirlo e imitar su acción.

Con total rapidez, me tomé de las rejas de los balcones de mis vecinos. Salte, me trepé y corrí tras él.

En mi mente viajo la idea de que él sea el asesino. El puto asesino que se cargó de las últimas muertes que tiene a todo Berkeley hablando. Y más, la muerte de nuestro amigo Dalton, el de la cafetería.

Me apresuré tanto a él, que pude tomarlo de la gabardina negra que tenía puesto y derribarlo al piso. Con mis ojos llenos de ira y cubiertos en pura oscuridad y mis colmillos sobresaliendo de mi boca, me subía horcajadas.

Sus movimientos eran tan fuertes que sabía que era uno de los míos. A la fuerza, tomé su brazo derecho y lo mordí para inmovilizarlo. Su grito de dolor se escuchó en la terraza del edificio. El viento era testigo de los dos.

Lo tomé del cabello y quité su pasamontañas de un tirón.

Al verle la cara, confirmé que era un vampiro.  Quise tratar de averiguar quién demonios era y si lo conocía del comité. Y fue eso que me detuve a pensar, un descuido por mi parte, que logre que el sujeto me pegara una piña que lograra que mi mandíbula soñara. Dolió como la mierda y me desestabilizó un poco, pero fui más fuerte y al ver como se trataba de deshacer de mi, agarre sus dos piernas.

El sujeto me tomó del cabello y me quitó a un lado.

—¡Carajo! —grité luchando con él.

No me rendí. Volví a él antes de que se logre poner de pie del todo, y lo tomé del cuello. Con mis manos, lo sostuve hasta que lo puse contra la pared. No iba a estrangularlo, pero quería saber quien era.

—Dime quien eres —le pedí casi gruñendo.

Su respiración era agitada y pesada. Me miraba con un odio indescriptible. No quise que me intimidara. De hecho, no tenía miedo.

—Vete al infierno —habló.

Y pronto, vi el brillo de la punta de una navaja salir de su bolsillo.

Far Away | jb (Secuela "Coldwater")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora