Capitulo 18

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DIECIOCHO

Hannah y Harry Potter eran en muchos sentidos, muchachos diferentes

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Hannah y Harry Potter eran en muchos sentidos, muchachos diferentes. Por un lado, las vacaciones de verano les gustaban menos que cualquier otra época del año; y por otro, deseaban de verdad hacer los deberes, pero tenían que hacerlos aescondidas, muy entrada la noche. Y además, los Potter eran magos.

Era casi medianoche y estaban tumbados en la cama, boca abajo, tapados con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña. La luz parpadeante provenía de debajo de las sábanas, la luz aparecía y desaparecía constantemente.

¡Lumos máxima!

Pronunciaba Harry haciendo que de su varita una suave luz saliera. Ambos estaban en sus respectivas camas repitiendo el hechizo hasta cuando se escucharon pasos y dejaron todo acostándose y fingir dormir. La puerta se abrió dejando ver a su tío, miró a sus sobrinos dormir y se retiró de nuevo cerrando la puerta.

Nuevamente, Harry y Hannah siguieron leyendo el libro de conjuros para practicar.

—Tienes que decirlo con más fuerza—sugirió Hannah, frente a el.

¡Lumos Maxima!... ¡Lumos maxima!— decía Harry constantemente.

—Dejame intentar, para que veas como se hace— susurro Hannah viendo el libro y tomando su varita —¡Lumos Maxima!

Una luz salió de su varita, el resplandor alumbró toda la habitación haciendo que ambos se cubrieran los ojos. La luz se apagó, dejando a los chicos atónitos. Ambos volvieron a la cama rápidamente, Hannah pegó un brinco a su cama, haciendo una rápida maniobra para arroparse, de nuevo la puerta es abierta, su tío Vernon encendió las luz viendo a los chicos dormir y dándole igual se fue de nuevo. Ambos salieron de entre las sábanas y se rieron a lo bajo por lo ocurrido.

La familia Dursley, que vivía en el número 4 de Privet Drive, era el motivo de que Harry y Hannah no pudieran tener nunca vacaciones de verano. Tío Vernon, tía Petunia y su hijo Dudley eran los únicos parientes vivos que tenían. Eran muggles, y su actitud hacia la magia era muy medieval. En casa de los Dursley nunca se mencionaba a los difuntos padres de Harry y Hannah que habían sido brujos. Durante años, tía Petunia y tío Vernon había albergado la esperanza de extirpar lo que los chicos tenían de magos, teniéndolos bien sujetos.

Les irritaba no haberlo logrado y vivían con el temor de que alguien pudiera descubrir que Harry y Hannah habían pasado la mayor parte de los últimos dos años en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Lo único que podían hacer los Dursley aquellos días era guardar bajo llave los libros de hechizos, las varitas mágicas, los calderos y las escobas al inicio de las vacaciones de verano, y prohibirles que hablaran con los vecinos.

Para ambos había representado un grave problema que les quitaran los libros, porque los profesores de Hogwarts les habían puesto muchos deberes para el verano. Uno de los trabajos menos agradables, sobre pociones para encoger; era para el profesor menos estimado por Harry, Snape, que estaría encantado de tener una excusa para castigar a Harry durante un mes.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora