Capítulo 121

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CIENTO VEINTIUNO

CIENTO VEINTIUNO

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Narrador.

La lluvia caía freneticamente en todo Londres, las calles de Privet Drivese se encontraban vacás con pocos autos andando sobre la lluvía. Hannah Lily Potter, una chica adolescente de dieciseis años se encontraba limpiando su baul en el extremo de la habiación que compartía con su hermano mellizo Harry James Potter de la misma edad que su hermana. Ambos acomodaban los baules y limpiaban la habitación. Sacaban cosas que se hayaban en el fondo de los baules.

 Hannah, quien había estado desanimada desde que  entraron en vacaciones, escuchó un muy minimo ruido de metas chocando entre ellos; la chica metió la mano lentamente y sacando lo que sea que estuviera haciendo ruido, al sacar su mano se encontró con un pequeño brazalete que al parecer ya no le quedaba en la muñeca; pero para Hannah no era cualquier brazalete, acercó la pequeña joya hacia ella, tomandolo con las dos manos. 

Los pequeños dijes se movian con el movimiento de los dedos de Hannah, pero se detuvo en uno especial, el hurón plateado que le había regalado Draco en primer año; Hananh sonrió al verlo pero la razón de su sonrisa fue a causa del recuerdo que se le vino a la mente cuando estaban en cuarto año y el falso Moody lo convirtió en hurón blanco. Miró a su hurón, que estaba entre las cosas de la maleta, se movía lentamente como si le costara hacerlo. 

Hannah no dejaba de mirarlo, pensar que se hiría pronto le dolía, fue su primer amigo antes de entrar a Hogwarts, tomó a Crott delicadamente con ambas manos en lo puso encima de una manta color rojo que había preparado desde hace unos meses para el. Llevaba días sin querer comer y ya no sé limpiaba, ya no tenía la misma energía como antes. 

—¡Aauch! — se quejó Harry haciendo que Hannah lo mirara preocupada. 

—¿¡Estás bien!?  — preguntó Hannah acercandose al chico, viendo lo que había causado su dolor. Harry sangraba. Mientras se apretaba la mano derecha con la izquierda y maldecía por lo bajo — Vamos al baño.

 Hananh abrió la puerta de su dormitorio empujándola con efuerza. De inmediato se oyó un crujido de porcelana al romperse, pues le había dado un puntapié a una de dos tazas de té que habían en el suelo, delante mismo de la puerta.

—Pero ¿qué...?

Echó un vistazo alrededor: el rellano del número 4 de Privet Drive se hallaba desierto. Seguramente, Dudley había dejado allí las tazas, convencida de que estaba haciendo una broma ingeniosa. Harry tambien se asomó manteniendo la mano que le sangraba en alto mientras caminaba al baño, Hannah recogió los fragmentos de porcelana  y los arrojó a la papelera, ya rebosante, que había justo al lado de su dormitorio. Luego fue al cuarto de baño a para ver a Harry, quien estaba con la mano bajo el grifo.

Era estúpido, absurdo y sumamente irritante que todavía faltaran cuatro días para que se les permitiera practicar magia. Pero tenían que admitir que no habrían sabido qué hacer con aquel corte irregular en el dedo. 

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora