Capítulo 55

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CINCUENTA Y CINCO

CINCUENTA Y CINCO

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Hannah disfrutó mucho la clase de Aritmancia de aquella tarde. Harry y Ron seguían con los mapas planetarios y las predicciones en Adivinación. La profesora Trelawney, que se había mostrado tan satisfecha de los dos cuando predecían sus horribles muertes, volvió a enfadarse de la risa tonta que les entró en medio de su explicación de las diversas maneras en que Plutón podía alterar la vida cotidiana.

Narra Hannah.

Después de estudiar las propiedades mágicas de los números, incluyendo también la predicción del futuro con números y numerología en Aritmancia. La profesora Septima Vector nos dejo salir unos minutos antes por haber terminado los ejercicios antes del tiempo indicado.

—Cada vez me gusta la asignatura de Aritmancia— dije mientras caminábamos por los pasillos.

—La predicción del futuro con números es mejor que la clase de Trelawney —dijo Hermione, quien cruzo a la izquierda, a un pasillo por la que jamás hemos ido.

—Hermione- me detuve — la torre de Gryffindor está hacia la derecha.

—Lo sé, solo ven conmigo— dijo tomando mi mano.

—¿Buscas la entrada a la cocina de Hogwarts?— pregunté obvia.

—Si y tú me acompañaras — comenzó a caminar más rápido.

Me detuve en seco:

—Hermione, podemos meternos en problemas— dije dudosa.

—Hannah, tú eres parte de este equipo, me ayudaste a inventar el nombre, leíste los libros conmigo, me haz apoyado con todo esto desde el inicio y no permitiré que te eches para atrás — dijo seria.

Hermione es una persona que jamás se rinde y no deja a un lado hasta terminarlo, pero a veces hace cosa sin pensar y normalmente salen mal pero tampoco permitiré que algo malo le pase, por otro lado, me importaba mucho los derechos del los elfos domésticos desde conocí a Dobby hace dos veranos atrás y me encanta ver lo feliz que se puso cuando Harry y yo lo liberamos y sería muy reconfortante ver a los demás elfos así de felices, más aun desde que presenciamos lo que le paso a Winky en el mundial de quidditch. Di un leve suspiro y acepté.

—Bien, pero no nos metamos en problemas— dije y Hermione sonrió para luego tomar mi brazo y llevarme con ella.

Caminamos unos minutos hasta llegar al vestíbulo, al bajar una escalinata doblamos a la izquierda y entramos hacia la puerta por donde Cedric Diggory había entrado la noche en que el cáliz de fuego eligió su nombre y el mío.

—¿Sabes donde es? —pregunté nerviosa.

Jamás había estado aquí, bajamos por otro tramo de escaleras que, en lugar de dar a un sombrío pasaje subterráneo como el que llevaba a la mazmorra de Snape, esta desembocaba en un amplio corredor de piedra, brillantemente iluminado con antorchas y decorado con alegres pinturas, la mayoría bodegones. Llegamos al cuadro que tiene el frutero de plata.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora