Capítulo 33

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TREINTA Y TRES

TREINTA Y TRES

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Narrador.

—¿A dónde vamos?—pregunta Hannah mientras caminaban por el castillo—. Hace frío, quiero quedarme en mi cama.

—Visitaremos a Hagrid— dijo Hermione seria — Harry quiere hablar con él sobre lo de ayer— Hannah rodó los ojos—, además. No has salido del dormitorio desde hace tres día.

Hannah y Hermione se reencontraron con Harry y Ron. Hannah y Harry apenas y se hablaban, dándose miradas de rose y serias. Recorrieron el castillo vacío ya que todos se habían marchado y salieron por las puertas principales de roble.

Caminaron lentamente por el césped cubierto de nieve, dejando sus huellas en la nieve blanda y brillante, mojando y congelando los calcetines y el borde inferior de las capas. El bosque prohibido parecía ahora encantado. Cada árbol brillaba como plata y la cabaña de Hagrid parecía una tarta helada.

Ron llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta.

—No habrá salido, ¿verdad?— preguntó Hannah, temblando bajo la capa.

Ron pegó la oreja a la puerta.

—Hay un ruido extraño —dijo—. Escuchen. ¿Es Fang?

Hannah, Harry y Hermione también pegaron el oído a la puerta. Dentro de la cabaña se oían unos suspiros de dolor.

—¿Creen que deberíamos ir a buscar a alguien? —pregunta Ron, nervioso.

—¡Hagrid!—gritó Harry, golpeando la puerta—. Hagrid, ¿estás ahí?

Hubo un rumor de pasos y la puerta se abrió con un chirrido. Hagrid estaba allí, con los ojos rojos e hinchados, con lágrimas que le salpicaba la parte delantera del chaleco de cuero

—¡Lo han oído! —gritó, y se arrojó al cuello de Hannah.

Como Hagrid tenía un tamaño que era por lo menos el doble de lo normal, aquello no era cuestión de risa. Hannah estuvo a punto de caer bajo el peso del otro, pero Harry, Ron y Hermione lo rescataron, cogieron a Hagrid cada uno de un brazo y lo metieron en la cabaña, con la ayuda de Hannah Hagrid se dejó llevar hasta una silla y se derrumbó sobre la mesa, sollozando de forma incontrolada. Tenía el rostro lleno de lágrimas que le goteaban sobre la barba revuelta.

—¿Qué pasa, Hagrid?—le preguntó Hermione aterrada.

Hannah vio sobre la mesa una carta que parecía oficial.

—¿Qué es, Hagrid?

Hagrid redobló los sollozos, entregándole la carta a Hannah, que la leyó en voz alta:

Estimado Señor Hagrid:

En relación con nuestra indagación sobre el ataque de un hipogrifo a un alumno que tuvo lugar en una de sus clases, hemos aceptado la garantía del profesor Dumbledore de que usted no tiene responsabilidad en tan lamentable incidente.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora