Capítulo 125

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CIENTO VEINTICINCO

CIENTO VEINTICINCO

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Narrador.

—¿Y todas las personas de la boda? — preguntó Hannah en susurro cuando los cuatro estaban sentados dentro de una cafetería — ¿Debemos volver?

—Los estando buscando, chicos— dijo Ron con el mismo tono —, los pondriamos en peligro si volvemos. 

—Tiene razón— confirmó Hermione quien tenia la vista en un punto fijo.

El ruido de tacos resonando por la cafetería se hizo mas fuerte cuando los cuatro presenciaron a una camarera quien llegó para atenderlos con auriculares puestos.

—¿Café? — preguntó sin ningun gesto de cordialidad.

—Un capuchino por favor — ordenó Hermine.

—¿Y tu? — pregunto señalando a Ron con la mirada. 

—Eh, lo que pidió ella — Ron miró a Hermione sin saber que era.

—Igual  — ordenó Harry

— Lo mismo— repitió Hannah.

La chica los miró por unos segundos y se marcho con sus tacos resonando.

—¿A donde vamos ahora? — preguntó Ron cuando la chica se alejo lo suficiente — ¿Al caldero Chorreante? 

—Es peligroso — contestó Hermione apretando sus manos —. Si Voldemort tomó el Ministerio, no hay lugar seguro. Todos los invitados de la boda tendran que esconderse. 

— Nuestras bolsas con todas nuestras cosas lo dejamos en la madriguera — dijo Harry soltando chesquido, Hannah abrió los ojos como platos al recordar el giratiempo dentro de su bolsa que para ella era lo mas importante, porque si llega a estar en malas manos podrían hacer desastre. El timbre que hizo la puerta al abrirse hizo que Hannah mirara alarmada al igual que los demas. Hermione miró a los hermanos y negó posando sus manos en la bolsa haciendoles entender que estaban dentro

 — ¿Bromeas? — preguntó Hannah al ver la pequeña bolsa.

—Empaqué todo lo encensial hace días. Por si acaso. 

—Por ciento, estos pantalones no son mis favoritos — decía Ron tratando de no sonar grosero

Hannah tomó la mano de Harry al ver a las personas que habian entrado. Eran dos hombres vestidos de plomeros con sus cajas de herramientas pero algo no andaba bien cuando notaron que uno de ellos sacaba una varita del bolsillo. 

—¡Agachence! — gritó Hannah y todos saltaron hacia los lados.

Entonces, los dos obreros hicieron el mismo movimiento a la vez, y Hannah y Harry los imitaron sin darse cuenta. Un instante después, los tres enarbolaban sus varitas mágicas. Ron, que tardó unos segundos en comprender qué estaba ocurriendo, se lanzó por encima de la mesa y, de un empujón, tumbó a Hermione en el banco donde se sentaba. La potencia de los hechizos de los mortífagos destrozó la pared alicatada en el mismo punto en que un momento antes se hallaba la cabeza de Ron, y Harry, todavía invisible, chilló:

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora