Capítulo 87

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OCHENTA Y SIETE

OCHENTA Y SIETE

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Narrador.

- Pobre Luke - dijo Hermione escribiendo en su pergamino.

- ¿Qué dijo madame Pomfrey? - preguntó Hannah terminando de escribir una redacción de encantamientos.

-Dijo que se le pasaría el efecto en unas dos horas - respondió Ron dejando la pluma a un lado -. Hablaré con Fred y George, se sobre pasaron.

-Por fin me apoyas en algo - dijo Hermione elevando las manos como señal de agradecimiento - Pero en fin... hablemos de lo que pasó ayer.

-Sí...- afirmó Hannah - sin duda alguna, la profesora Umbridge leyó nuestro correo, Harry. No hay otra explicación.

Hannah miró a Harry quien estaba molesto.

-¿Crees que fue ella quien atacó a Hedwig? - preguntó Harry indignado.

-Estoy prácticamente convencida de ello -respondió Hannah con gravedad-. Cuidado con la rana. Se te es capa.

Harry apuntó con la varita mágica a la rana toro que iba dando saltos hacia el otro extremo de la mesa. «¡Accio!», exclamó, y la rana, resignada, volvió a saltarle a la mano.

La clase de Encantamientos siempre había sido una de las mejores para charlar en privado con los compañeros; generalmente había tanto movimiento y tanta actividad que no había peligro de que te oyeran. Aquel día el aula estaba llena de ranas toro que no paraban de croar y cuervos que graznaban sin cesar, y un intenso aguacero golpeaba y hacía vibrar los cristales de las ventanas, de modo que Hannah, Harry, Ron y Hermione podían hablar en voz baja y comentar cómo la profesora Umbridge había estado a punto de atrapar a Sirius sin que nadie reparara en ello.

- Anoche nos salvamos por los pelos - dijo Hermione -. Me pregunto si la profesora Umbridge es consciente de lo poco que le faltó. ¡Silencius! —exclamó, y la rana con la que estaba practicando su encantamiento silenciador enmudeció a medio croar y la miró llena de reproche-. Si llega a atrapar a Hocicos...

Harry terminó la frase por ella:

-... seguramente habría vuelto a Azkaban esta misma mañana. Luego agitó la varita mágica sin concentrarse mucho, y su rana se infló como un globo verde y empezó a emitir un agudo silbido.

-¡Silencius! -repitió Hermione con rapidez, apuntando con su varita a la rana de Harry, que se desinfló silenciosamente ante ellos -. Bueno, ahora ya sabemos que no debe hacerlo más. Pero no sé cómo vamos a comunicárselo. No podemos enviarle un búho.

-No creo que vuelva a arriesgarse -terció Ron-. No es estúpido, ya debe de saber que la profesora Umbridge estuvo a punto de atraparlo. ¡Silencius! -dijo, y el enorme y desagradable cuervo que tenía delante soltó un graznido desdeñoso-. ¡Silencius! ¡SILENCIUS! -repitió, y el cuervo graznó aún más fuerte.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora