Capítulo 133

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CIENTO TREINTA Y TRES

CIENTO TREINTA Y TRES

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Draco.

Después de aquella noche, después de ver a Hannah desaparecer, supe lo que quería hacer, no quiero seguir fingiendo que todo está bien mientras buscan a Hannah y a su hermano desesperadamente para que el señor tenebroso vuelva al poder.

Entré a mi habitación, cerrando la puerta con seguro por si se les ocurre entrar, en estos momentos no quería ver a mis padres, ni a Bellatrix y mucho menos a Voldemort; saco de un cajón una pequeña caja llena de pociones en frascos pequeños para curar mis heridas y pequeñas cortadas causadas por los pedazos de cristal que volaron de la lámpara.

Me quito el saco y la camisa, buscando con la vista algún moretón o cortada en mi pecho y abdomen, tomo un frasco y lo abro; succiono un poco del líquido con una gotera y lo aplico en una cortada limpia que estaba en la parte baja de mi abdomen, me estremezco al sentir las frías gotas hacer contacto con mi piel, sintiendo el ardor cuando entra a la herida para luego sentir un cosquilleo mientras se cerraba la herida.

Lo vivido de hoy pasaba por mi mente una y otra vez, reproduciéndolo como una película hasta que me di cuenta de que mi varita se fue junto con las demás cuando Hannah me las quito, en realidad, cuando se las entregué para su huida. Varias voces gritando se escuchan desde la planta baja de la casa, supongo que estarían discutiendo; pasos se aproximaban, caminando con rapidez por el pasillo, deteniéndose frente a mi puerta para luego estresarme cuando esta comenzó a ser golpeada.

―Draco, abre la puerta―gritó mi padre del otro lado de la puerta, vuelve a golpear―No voy a permitir que uses magia para asegurar cosas, que seas mayor de edad, no significa que harás lo que quieras en esta casa. Vuelve a golpear.

―Lucius, déjalo. Él no tiene la culpa―dijo mi madre de forma dócil.

―Los dejó escapar, fue el último en salir del sótano.

―Ya ha sufrido con pasar las pascuas contigo, déjalo quieto―regañó a mi padre, los pasos se fueron alejando sin evitar escuchar como algo cae al suelo y se rompe, suponiendo que fue mi padre quien tiró algo de los estantes empotrados en el pasillo.

Esta noche, los Mortifagos aprovecharon la decepción del señor tenebroso con mi padre, robándole todas las cosas de valor que teníamos en casa, la mayoría era porquería sin uso alguno que costaban muchos galeones; otras era objetos peligrosos si caen en malas manos.

Mi madre estaba asustada por la destrucción de recibidor y la oficina de papá, entró a mi habitación aterrada, pidiendo pasar la noche conmigo, estaba molesta con mi padre y llena de miedo por nuestro futuro. Me comentó las palabras que le recitó Voldemort a mi padre.

―A partir de ahora serán bufones para entretener a mis seguidores― repitió mi madre.

Jamás hubiera deseado tanto que sea otro día y volver a Hogwartspara alejarme de mi familia y mi padre.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora