Capítulo 106

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CIENTO SEIS

CIENTO SEIS

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Hannah y Harry no salieron de los límites del jardín de La Madriguera durante varias semanas. Pasaban gran parte del día jugando al quidditch, dos contra dos, en el huerto de árboles frutales de los Weasley (Hermione y Harry contra Ron y Ginny; Hermione era malísima, y Ginny, bastante buena, así que los dos equipos quedaban razonablemente igualados), mientras que Hannah solo miraba desde abajo. Y gran parte de la noche la dedicaba a repetir tres veces de todo lo que la señora Weasley le servía en el plato.

Habrían sido unas felices y tranquilas vacaciones de no ser por las historias de desapariciones, extraños accidentes e incluso muertes que aparecían casi a diario en El Profeta. A veces, Bill y el señor Weasley explicaban en casa las noticias antes de que éstas salieran en los periódicos. La señora Weasley lamentó mucho que las celebraciones del decimosexto cumpleaños de Hannah y Harry quedaran deslucidas por las truculentas nuevas con que se presentó en la fiesta Remus Lupin, a quien se lo veía delgado y deprimido; además, le habían salido muchas canas y llevaba la ropa más raída y remendada que nunca.

— Se han producido otros dos ataques de dementores — anunció Lupin mientras la señora Weasley le servía un suculento trozo de pastel de cumpleaños —. Y han encontrado el cadáver de Igor Karkarov en una choza, en el norte; los asesinos dejaron la Marca Tenebrosa. La verdad es que me sorprende que Karkarov siguiera con vida un año después de haber abandonado a los mortífagos; si no recuerdo mal, Regulus, el hermano de Sirius, sólo sobrevivió unos días.

— Ya — dijo la señora Weasley arrugando el entrecejo— . ¿Qué les parece si hablamos de otra...?

— ¿Te has enterado de lo de Florean Fortescue, Remus? - preguntó Bill, a quien Fleur no paraba de servir vino-. El dueño de la...

—... ¿heladería del callejón Diagon? — terció Hannah, sintiendo una desagradable sensación de vacío en el estómago —. Siempre nos regalaba helados. ¿Qué le ha pasado?

— Tal como ha quedado la tienda, parece que se lo han llevado.

— ¿Por qué? — preguntó Ron mientras la señora Weasley fulminaba a su hijo Bill con la mirada.

— Quién sabe. Debió de hacer algo que les molestó. Florean era un buen hombre.

—Hablando del callejón Diagon — intervino Arthur Weasley-, por lo visto el señor Ollivander también ha desaparecido.

—¿El fabricante de varitas mágicas? —preguntó Ginny, asustada.

—Exacto. Su tienda está vacía, pero no se ven señales de violencia. Nadie sabe si Ollivander se ha marchado voluntariamente o si lo han secuestrado.

—¿Y las varitas? ¿Dónde las comprará ahora la gente? — preguntó Hannah.

—Tendrán que comprárselas a otros fabricantes — contestó Lupin —. Pero Ollivander era el mejor, y no nos beneficia nada que lo retenga el otro bando.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora