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NiKi había llegado a Corea gracias a un intercambio. No conocía a nadie, literalmente. No era el mejor hablando coreano pero se podía comunicar, con lo básico pero era lo que se podía. Dasha, a diferencia de NiKi, sí hablaba fluido por lo que el director le encargó ser la tutora de NiKi por un corto período de tiempo.
Dasha tenía el trabajo de enseñarla el instituto y también darle clases de coreano. Además de darle tutorías en ciertas materias.
- NiKi. - La chica aparece frente al asiento del japonés asustándolo. - Recuerda traer los apuntes que te di la semana pasada. El director me mandó a darte un pequeño examen.
- Si noona. - Le responde.
- Nos vemos esta tarde NiKi. - Sonríe la chica para luego salir del salón junto a sus amigas mientras reían.
- ¿Te gusta verdad? - El amigo de NiKi lo codea suavemente. Este se sonroja levemente.
- Claro que no. - NiKi niega.
- Haré como que te creo. - Ríe su amigo.
- Bueno ya. Vayamos a la cafetería. - Dice levantándose de su lugar.
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A la hora de la salida NiKi esperó, como todos los días, a su noona para ir a la biblioteca pero esta no apareció. Algo preocupado le manda un mensaje preguntando donde estaba. La chica le dice que no iba a poder ir a la biblioteca pero le pidió al chico si podía ir a su casa, este obviamente dijo que si.
Ya frente a la casa de Dasha, toca el timbre y espera a que esta abra. 2 segundos después la puerta es abierta. - NiKi, pasa. - La chica se hace a un lado dejando pasar al chico. - Lamento no haberte avisado antes pero tengo que cuidar del hijo de mi vecina hoy, espero que eso no te moleste.
- No, tranquila, esta bien. - Le sonríe tímido.
- Bien. - Sonríe. - Vamos a la sala. - Ambos caminan hasta la sala para comenzar con la tutoría. - Aquí tienes NiKi, este es el examen que me dio el director. Complétalo mientras yo reviso tus apuntes.
- Esta bien. - Dice el chico comenzando a hacer su examen. La sala estaba en un completo silencio, solo se podía escuchar el lápiz chocando contra la hoja y las respiraciones de ambos jóvenes. - Noona...
- Dime NiKi. - Dasha levanta su vista de su computador para mirar al chico.
- Ya he terminado. - Dice. El japonés le entrega la hoja a la chica para que lo mire.
- Bien. En estos días lo voy a corregir y se lo daré al director para que lo vea. - Responde. - Esto sería todo NiKi, esta fue la última clase. Ya eres libre. - Ríe Dasha.
- ¿En serio esta fue la última clase? - Pregunta a lo que la chica asiente.
- En realidad la ultima clase contigo. Todavía tengo que asesorar a otros estudiantes. - Aclara esta. - Espero que mis clases te hayan ayudado.
- Lo ha hecho. - Dice NiKi. - Muchas gracias noona.
- No agradezcas NiKi. Es mi trabajo. - Sonríe la rusa. En eso escucha al hijo de su vecina llamarla, era hora de su merienda.
- Creo que tienes que encargarte. - El chico junta todas sus cosas a la vez que se levanta del suelo. - Noona, le quería preguntar si a usted... Le gustaría salir algún día.
El rostro de Dasha era de sorpresa. - Oh. Me parece bien. - NiKi sonríe por la respuesta de su mayor.
- ¡Noona! ¡Tengo hambre! - Grita el niño desde la habitación.
- Creo que debo irme... Nos vemos Noona. - NiKi se despide de Dasha antes de irse.
- Hasta luego NiKi. - Ambos se miran y sonríen.
Aquella salida había salido muy bien, mas que bien diría yo.
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