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Yoongi lo arrastró hasta la cabaña tirando de su brazo, riendo completamente embelesado y emocionado por lo que vendría. Cerró la puerta tras de él y no demoró ni un segundo en comerle la boca a Jimin. Habían compartido tantos besos entre ellos y cada uno se sentía tan diferente, en aquel momento se sentía como haber vagado en el desierto sin meses, sin beber ni una gota de agua y ahora, se había encontrado con un gran lago de agua dulce y fresca.

Jimin gimió cuando los dientes del lobo tomaron su labio inferior y lo reclamaron como suyo. Sus grandes manos comenzaron a quitar su camiseta, mientras sonreía sobre sus dulces labios y sentía que las piernas de su caperucita se deshacían allí mismo, causándole cierta gracia que recién estaban comenzando su caliente aventura.

Lanzó la camiseta sobre una silla y siguió tirando de él para llegar a la habitación, a la vez que disfrutaba nuevamente del hermoso cuerpo que tenía Jimin, de las líneas que formaban su pecho, su abdomen y sus brazos.

Su Jimin era lo más hermoso que había visto nunca.

Buscó nuevamente su boca al llegar a la habitación, y está vez se tomó su tiempo para besarlo y sentir aquellos abultados labios sobre los suyos y su húmeda lengua. Las pequeñas manos de Jimin se pusieron sobre su cuello, enredando sus dedos en su cabello que ya estaba más largo de lo habitual, acariciando a la vez, su nuca.

Empujó su espalda con suavidad contra la pared y restregó su pelvis con la contraria, frotando su erección punzante contra la de Jimin, quien sin importarle nada y agradeciendo estar en medio de la nada, gimió nuevamente.

Terminó de desnudarlo después de unos minutos de incesantes caricias y besos, con tal de admirar por fin el cuerpo desnudo de su dueño, su piel canela, sus abdominales, sus pectorales, y aquellas pequeñas gotitas de sudor que habían comenzado a aparecer en él. Su respiración errática y no había cosa que amara más que causar tanto en Jimin.

Depositó incontables besos a lo largo de su cuerpo, descendiendo hasta llegar a su entrepierna, acarició con sus largos dedos el bulto que sobresalía del pantalón de Jimin, hasta que sus yemas tocaron el cordón que ajustaba su chandal. Lo aflojó con una sonrisa traviesa, observando a la par, los oscuros y lascivos ojos que tenía su enamorado, que le daban luz verde a todo momento de placer que podría venir.

Engulló su miembro una vez lo liberó, jugueteando con su lengua al rededor de su extensión y ayudándose de su mano. Jimin ahogó un gemido y llevó su antebrazo a su boca, dejando una pequeña mordida en él cuando Yoongi se enfocó en succionar su glande.

—Tan delicioso —murmuró el lobo.

Terminó de despojar al otro de sus ropas, dejándolo completamente desnudo y expuesto. Tiró de él para llevarlo a la cama y mientras Jimin se acomodaba, se desnudó. Se recostó a su lado, buscando inmediatamente su boca y depositando un suave beso en aquellos labios abultados. Con su mano envolvió su cintura, sintiendo su piel arder bajo su tacto.

—Yoongi... —gimió su nombre al sentir como ambas erecciones se juntaban y rozaban entre sí—. Te deseo tanto.

Aquellas palabras y aquel pequeño gesto de que lo llamara por su nombre, que la palabra lobo no saliese de sus labios, dejó un pequeño calor cerca de su corazón, quemando cualquier resentimiento que pudiese sentir aun por todo lo que habían pasado. Porque sí, él había dañado a Jimin, pero no había salido ileso de todo lo que había hecho. Y podía notar, en las palabras del contrario que realmente lo había perdonado, que estaba dispuesto a tener un futuro cerca.

Lanzó por la borda toda intención de querer ir lento con él, de disfrutar al máximo cada segundo explorando su cuerpo y sus sensaciones. Lo quería sentir completamente en ese instante. Hundirse en él, sentir cómo su interior lo apretaba y lo recibía gustoso.

Ya habría tiempo para lo demás.

Comenzó a preparar a Jimin, introduciendo un dedo en su interior, dilatando aquel agujero que tanto había extrañado. Jimin soltaba pequeños jadeos y con sus pequeñas manos tomaba con fuerza las sábanas sobre la cama, y mordía su labio inferior.

Cuando ya estaba completamente preparado para él, situó su glande ante su entrada, masajeó con su punta aquella zona y despacio comenzó a empujar a su interior. De su garganta se escapó un sonido ronco debido a lo placentero que le resultaba que su Jimin estuviera tan, pero tan apretado que engullía su pene para no dejarlo salir nunca.

Se quedó quieto por un pequeño momento, disfrutando de aquella sensación, hundiéndose en los oscuros ojos de Jimin, y observando cómo su piel se teñía levemente de rojo debido a la agitación y al calor que ya estaba bañando de una fina capa de sudor sus cuerpos. Soltó un suspiro antes de moverse y el sonido que escapó de Jimin lo encendió aún más.

Lo quería tanto, lo deseaba tanto, lo amaba tanto.

Y quería que él lo notara, que sintiera como el deseo quemaba en su interior, como se avivaba ese fuego con cada gemido, cada roce, con el pequeño dolor que le producía el que su Jimin enterrara sus uñas en su piel.

Tan peligroso, tan falso.

Jimin lo era todo y amaba tanto su lado tierno, sus pucheros, sus arrebatos infantiles, sus momentos románticos y melosos. Pero amaba aún más el Jimin que fue capaz de todo por llegar a este punto, el Jimin sin remordimiento, el Jimin que tenía manchadas sus manos.

El Jimin rojo.

🐺

Hoooola :)

Gracias por sus votos y vistas, este capítulo me complicó mucho hacerlo así que me demoré por esa razón, já.

Espero que les guste.

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora