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Tras la visita del detective, el ambiente al interior de aquel nuevo hogar cambió ligeramente. Se había vuelto todo más serio y una pequeña brisa de miedo recorría el lugar cada cierto tiempo. Tanto Jimin como Yoongi habían acordado no tocar el tema más de lo necesario, por lo que solo se enfocaron en la recuperación del lobo y en aprender más de ese mundo tan distinto al que los rodeó mientras ambos crecían.

Jimin había creado un calendario con horas en los distintos días para saber qué medicamentos debía tomar su lobito y a qué hora. Le alegraba mucho que el color y el peso habían vuelto a su hermoso cuerpo. A pesar de que su piel tenía un pálido color, sus mejillas ya se coloreaban cada vez que Jimin besaba sus mejillas o sus labios.

También, durante los días que siguieron a la visita de Min Taesung, un estilista había ido a ordenar y recortar sus cabellos, además de que una vez a la semana alguien iba a dejar mercadería, abarrotes y comida tradicional. La vida allí era sencilla y fácil.

Pero también era aburrida.

Aquella tarde Jimin estaba sentado junto a su lobo viendo una serie de televisión donde una mujer debía decidirse entre el amor de tres hombres. A su lobito le divertía mucho ver la torpeza de la chica y los esfuerzos, en vano, que hacían los chicos; y Jimin, por su parte, se alegraba de verlo tan feliz.

Pero él también quería ser feliz.

Habían pasado meses desde la última vez que se sintió lleno, completo y amado.

—Yoongi —susurró cerca del oído de su lobo.

—¿Mmh?

Había pasado tanto, tanto tiempo...

Los labios de Jimin atraparon el pequeño lóbulo de la oreja de su lobito y mordió ligeramente, lo que provocó un breve escalofrío en el cuerpo de Yoongi. Este, quitando la atención del drama, se giró para verle.

Llevó su mano hasta el costado de su cabeza y tiró de él suavemente para acercarlo a su rostro, juntó sus narices, acariciando la otra con la suya y cerró sus ojos.

—¿Mmh? —volvió a repetir Yoongi, esta vez, con una voz más ronca.

—Mmh —repitió Jimin atrapando sus labios.

Jugueteó con ellos un momento. Tomaba y soltaba, mordía y chupaba, besaba y rozaba. Adoraba tanto los rosaditos labios del lobo, pero amaba mucho más cuando estos estaban rojos y brillantes por su causa.

Yoongi se inclinó un poco más, abrazando su cintura en el proceso e intentando pegar su cuerpo al suyo. Jimin no se opuso a aquello y continuó besándolo como si su vida dependiera de ello.

De fondo se escuchaba la canción que siempre ponían en el drama cuando ocurría algo sumamente romántico, lo cual le causó gracia a Jimin, ya que la mano que se colaba bajo su sweater y tocaba su piel, se alejaba de lo cursi e inocente del drama.

El tacto frío de su lobo lo estremeció y sintió como se ponía duro.

Los largos dedos del lobo recorrieron su piel, subiendo por su abdomen hasta llegar a sus pezones. Estos, tiraron de ellos con cariño, lo que hizo que un pequeño y sensual gemido escapara de su boca y se colara entre los labios de Yoongi.

Jimin negó cuando sintió que su lobo incursionaba cerca de su pantalón.

—No podemos aún.

Yoongi volvió a besarlo para acallar sus quejas.

Con sus manos sobre su pecho lo apartó un poco, aunque en realidad no deseaba que los labios de su lobo abandonaran los suyos.

Él lo miró de mala forma.

—Hace solo un momento tenías ganas.

—Sigo teniendo ganas.

—¿Entonces?

—Puedo estar muy caliente, a nada de reventar, con ganas de que te hundas en mí, pero no voy a ignorar que hasta hace nada estuviste inconsciente y que debo ser cuidadoso.

Su lobo se acurrucó a su lado, aprovechando que la espalda de Jimin estaba recostada sobre el sofá. Acomodó su cabeza sobre su pecho y abrazó su cintura.

—Lo hablé con la doctora hace unos días y tanto ella como la psicóloga me dieron permiso de hacerlo. No debería correr ningún riesgo, aunque claro... No saben que es contigo.

Jimin sintió deseos de enterrar sus dedos en el sedoso y oscuro cabello del lobo, y eso hizo.

—Entonces deberíamos hacerlo -murmuró Jimin-, no tengo ganas de ser el activo en este momento.

Una divertida risa retumbó en su pecho y su corazón se volvió loco.

Se volvió hacia él para besarlo, lento, tomándose su tiempo mientras que sus manos volvían a su pantalón. Jimin gimió cuando sintió los fríos dedos rozar su miembro y acariciarlo con la misma suavidad que sus labios tocaban los suyos.

Cuántas noches no se la pasó recordando el agradable tacto de su lobo, cuántas veces no se frustró por no sentir nada con sus propias manos. Él no sabía que sería de él si es que su Yoongi desapareciera de su vida.

Se desvistieron con calma, a pesar de que sus erecciones reclamaban ser aliviadas a la brevedad, ellos querían disfrutar aquella primera vez después de mucho tiempo. Los dedos de Jimin tocaron las cicatrices que habían quedado en el cuerpo del lobo, las besó con cariño, aceptándolas, adorándolas por haberlos llevado a dónde estaban en aquel momento. Yoongi le sonrió con amor, mostrando sus pequeños dientes.

Se sentó a horcajadas sobre sus pálidas piernas, mientras el lobo encajaba su miembro en su apretada entrada. Ambos jadearon cuando estuvieron unidos y pequeñas lágrimas escaparon de los ojos de Jimin, se sentía tan lleno, tan completo que se sentía asustado.

Yoongi volvió a besarlo mientras él se movía a lo largo de su extensión. Besó sus párpados, sus mejillas, su pequeña nariz y sus abultados labios. Los jadeos se escuchaban con fuerza cada vez que sus caderas colisionaban.

La frente del lobo comenzó a llenarse de un sudor perlado, y sus ojos se volvieron mucho más oscuros, dándole una imagen completamente erótica. Jimin se preguntó si era posible amar aún más a ese hombre. Abrazó su cuello con sus brazos, apoyando su cabeza sobre el hombro derecho de Yoongi, escuchándolo gemir muy cerca de su oreja. Su corazón estaba desbocado, latía como loco, completamente exitado.

Hasta que lo sintió.

Su hermoso Yoongi lo llenó, mientras una oleada de placer lo llevó a su propio orgasmo.

Ambos mantuvieron así, unidos por un buen rato, disfrutando de aquella sensación que extrañaban tanto, sintiéndose realmente tranquilos y sin miedo de que la puerta se abriese y los encontrarán en aquella posición. Ahora estaban protegidos, tenían un hogar propio y lejos de la cabaña y la gente hipócrita y sanguinaria del pueblo.

🐺

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora