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—¿Qué es lo que planeas? Sabías que mamá estaba volviendo, ¿no?

Tan pronto como su madre volvió a marcharse, ahora con la idea de hacer un gran festín a la cena al saber que Yoongi estaba en casa y así darle la bienvenida, Jimin encaró al lobo al entrar ambos a su habitación. El contrario se encontraba relajado, se sentó como nada en el borde de la cama que habían estado compartiendo hasta entonces y observó sus pies, como si aquello fuera lo suficientemente interesante como para ignorarlo.

—Estaba cansado de estar encerrado todo el día —dijo tras largos minutos en silencio—. No soy un juguete ni un niño que deba quedarse en su habitación, y ya que no puedo salir a caminar, creo que tengo el mismo derecho que tú a andar por la casa sin miedo.

Jimin mordió su labio inferior al encontrar que Yoongi tenía razón en cada una de sus palabras, además, eran hermanos, él era hijo de su madre y no podía privarlo de convivir con ella, después de todo, él había sido quien lo convenció de instalarse en el pueblo.

—Y si. —Continuó con su discurso—. Había visto que ella se había dado la vuelta, sabía que estaba a nada de entrar cuando dejé de tocarte y si tenía la intención de que me descubriera.

—¿Me mentiste? —cuestionó al pensar cómo su madre lo había reconocido fácilmente.

—También lo hiciste —le acusó poniéndose de pie nuevamente—. Pero ella si dejó de visitarme después de que te mandó a ti con la abuela, desde ese momento ella iba a verme con menos frecuencia y tras la muerte de tu padre ella simplemente desapareció.

Ahora quién miraba sus pies en vez de al otro, era Jimin. No deseaba enfrentarse al lobo, no sabiendo que tenía todas las de perder. No tener el control sobre él le abrumaba más que nada.

—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? —le preguntó Yoongi parándose frente a él y tocando con el dorso de su mano su suave mejilla.

—Si... Me habías salvado de los lobos.

Una pequeña risilla salió del lobo.

—¿Recuerdas también que te llevé a la casa de la abuela? —Jimin asintió—. ¿No encuentras nada extraño?

Los pequeños ojos de Caperucita pestañearon sin comprender. Tenía la clara imagen de un Yoongi más joven, atrayente como siempre y mucho menos manso. Era gentil, pero su rostro mostraba una madurez poco común en chicos de su edad. Le había ayudado sin dudar a caminar por el espeso bosque hasta llegar a donde su abuelita, había sido tan gentil.

—No sé qué quieres que comprenda acerca de eso.

El lobo le sonrió nuevamente.

—¿Cuándo supiste que éramos familia?

—¿Qué? —Jimin frunció el ceño—. Fue el día en que matamos a la...

De pronto se quedó mudo al comprender finalmente lo que el lobo le estaba diciendo, observó sus oscuros ojos, tan cínicos y llenos de codicia, perversos y crueles. Yoongi sabía desde un comienzo quién era él, quiénes eran ellos y qué los relacionaba, y no detuvo nunca la atracción sexual que sentían, no le puso un freno aun sabiendo que eran hermanos.

Yoongi no había matado a la abuela porque los haya pillado, tal como ocurrió con su madre hace un momento, él lo había planeado. Su lobo nunca había matado por él.

—Tenía que hacerlo Jiminnie —mencionó bajando su mano hasta su cuello, encerrándolo lentamente entre sus dedos sin mucha fuerza.

—Me usaste —lo acusó nuevamente Jimin, su voz temblaba y sentía que sus ojos cosquilleaban—. Sabías que nosotros éramos hermanos y aún así te acostaste conmigo.

—Y tú seguiste haciéndolo incluso después de saberlo. —Yoongi acercó sus labios a los contrarios y presionó levemente sobre ellos—. Pero no me arrepiento, no tienes idea de cuánto te deseo Jimin.

Su mano hizo presión sobre el cuello contrario a la vez que su boca cubrió la otra con fuerza, la invadió como si quisiera arrasar con todo a su paso y pegó el resto de su cuerpo al suyo, poseyendolo, no dejándolo ir.

Al alejarse momentáneamente el aire volvió a los pulmones de Jimin, haciéndole jadear con fuerza al sentir el dolor en su garganta. Su lobo había dejado de ser tan manso, había dejado de tratarlo como si de algo frágil se tratara, ya no tenía miedo a romperlo.

El lobo lo besó nuevamente en medio de un jadeo y metió las manos bajo su camisa para comenzar a tocarlo, Jimin se derritió bajo su tacto como siempre lo hacía y aceptó que él tampoco se arrepentía de nada. Si hubiera sabido la verdad desde un principio, habría deseado a Yoongi con la misma intensidad.

—Te amo tanto —susurró entre besos mojados, provocando en su lobo una de las sonrisas más sinceras que le había visto nunca.

🐺

Lime mal contado, pero introductorio a todas las mentiras de la mamá y Yoongi (la madre realmente no tiene nombre, así que le buscaré uno)

Una de las teorías que se comentaron en el capítulo anterior dió justo en el clavo y me gustó que se adelantarán :)

Gracias por las leídas, comentarios y se viene el tan esperado lemon el próximo capítulo.

Nos leemos!

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora