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Jimin salió del bosque al mediodía. Había desayunado con su lobo, lo había acariciado y tras prometerle que volvería, le beso aquellos finos labios y se marchó.

Su pueblo estaba igual que siempre, con los colores más brillantes debido a la humedad, pero seguía siendo el mismo. Los niños seguían corriendo, arruinando todo a su paso con sus pies, incluso una pequeña flor que había sobrevivido a la tormenta que había caído la noche anterior. El señor que leía el periódico en su jardín también se encontraba allí, con un cigarro en sus labios. Las mujeres que irían al mercado le dieron una mirada dulce cuando este pasó por su lado, y Jimin respondió de la misma forma, de una manera tan falsa e hipócrita.

Su pueblo se caracterizaba por ser falso, por guardar las apariencias, por vivir a la antigua. Jimin era consciente de que el mundo allá afuera era muy distinto, era más avanzado, pero la gente de ese lugar insistía en mantener la tradición.

Odiaba tanto la falsedad de aquel lugar, sobre todo porque él aprendió a ser como ellos, a ser como su madre.

La mujer lo esperaba en el marco de la puerta, apenas lo vió alzó su brazo y sacudió su mano, saludándolo. Jimin repitió esa acción e intentó sonreír, pero el recuerdo de Yoongi cruzó sus pensamientos y en vez de dedicarle una gran sonrisa, solo las comisuras de sus labios se elevaron.

Falso.

¡Eh, Park Jimin! —Un corpulento y alto interrumpió su paso, el chico hizo una mueca e intentó ver sobre el hombro del contrario a su madre, quien golpeaba con su dedo índice su muñeca—. No viniste anoche.

—Tengo prisa, no puedo hablar ahora.

Jimin quiso esquivarlo, pero este tomó su brazo con su gran mano. Le repugnaba. Solo amaba las grandes manos de su lobo.

—Habías dicho que asistirías.

—No contaba con que mamá me dijera que visitara a mi abuela... Sabes que no podemos desobedecer a nuestros padres.

Sus ojos se posaron en los del contrario, su mirada delineó la forma rasgada que estos tenían y no la quitó hasta que el otro se cohibió. Jimin soltó una risa irónica por el anhelo de mantener las apariencias, Hosung podía ser alto y corpulento, pero no podía aguantar que alguien le observara fijamente. Lentamente el chico le soltó el brazo y un leve rubor se instaló en sus mejillas.

—Asegurate de ir hoy.

Jimin asintió y el otro por fin le dejó marcharse. Dió unos cuantos pasos hasta que Jimin se detuvo y se giró para llamarlo.

—¡Deberíamos ir donde mi abuelita un día de estos! Me gustaría que cocinara para nosotros.

—Le comentaré a los demás.

—No. Solo los dos.

Y tras dedicarle la falsa sonrisa que no pudo darle a su madre, entre a su hogar.

Su dulce y tétrico hogar.

🐺

I'm here 💘
Vamos a ir profundizando poco a poco en la vida de nuestra Caperucita.
¿Para qué creen que invitó a este chico a la casa de la abuela?
¿Qué cosas esconde el pueblo?
¿Qué siente realmente Jimin por su madre?

No se pierdan el próximo capítulo uwu

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora