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Las semanas pasaron lentas, mostrando que la tensión existente entre los chicos era algo que iba a tomar tiempo para solucionarse completamente, sobre todo por parte de Jimin, quien aún recordaba, de vez en cuando, aquellos días en que su lobo fue la criatura más cruel y perversa del planeta.

No obstante, ahora que las aguas estaban calmas, que la tormenta había pasado y el pasto sobre la tierra removida en dónde estaban su abuela y su madre enterradas, estaba creciendo y pequeñas flores se dejaban ver, se sentía con mucha más fuerza. Cómo si hubiera renacido. Como si debiera dejar el pasado donde estaba, en el pasado.

Las caricias y el romanticismo, por otro lado, habían vuelto, cada vez que se distraía su lobo lo abrazaba por la espalda y le daba un dulce beso en el cuello. O cuando el cielo nocturno estaba estrellado y el aroma primaveral se dejaba sentir en el bosque, ellos tenían una romántica velada en dónde se agasajaban a más no poder.

Aunque esos momentos tenían un alto costo. Una vez, cada dos semanas, uno de ellos debía ponerse la caperuza roja y volver al pueblo para abastecerse de alimentos y no levantar sospechas sobre el paradero de su madre. Y algunas veces, cuando Jimin era el encargado de las compras, entraba a su antigua casa para guardar ropa en una mochila y algunos objetos de valor que después vendía en el mercado negro del pueblo para tener algo de dinero.

En aquel instante, donde estaba recostado sobre las piernas de su lobo, quien animosamente observaba el cielo despejado, recordó cómo una de sus vecinas lo había abordado cuando salía de la casa de su padre. «Hace mucho que no veo a tu madre, Jimin-ah. ¿Se han mudado con la abuela» El chico, agradeciendo que se haya encontrado con él y no con Yoongi, le informó que así era, que ambos habían decidido pasar una temporada con la abuela, ya que había estado muy enferma últimamente.

«Debería visitarlos algún día y llevarles ese pan de huevo que a tu madre tanto le gustaba»

Jimin sabía que el tiempo que les quedaba en la cabaña se iba a terminar pronto y que algún habitante del pueblo iría a buscar a su madre. Después de todo, ella había creado una personalidad sociable y era conocida y amada por todos. Y caperucita sabía que, de llegar aquel momento, no sabría qué decir, mucho menos explicar la presencia de Yoongi.

Ante el repentino miedo que heló sus huesos, buscó la mano de su lobo y entrelazó sus dedos con los de él, sintiéndose protegido de inmediato. Escuchó un ronroneó provenir de Yoongi y en seguida su mano libre estaba acariciando su cabeza.

—¿Qué ocurre?

—¿Recuerdas esa vez que prometiste no morir? —preguntó cerrando los ojos y relajándose por tan extraordinaria caricia.

—La recuerdo cada día, así como la vez que tú prometiste lo mismo. ¿Por qué sacas este tema hoy?

Jimin se tomó su tiempo para contestar, disfrutó un poco más de aquella sensación, del paisaje, del sol en su rostro y aroma a flores que rodeaba toda la casa, del calor del cuerpo de Yoongi, de sus manos suaves y su respiración tranquila.

Él deseaba con todas las fuerzas que nada interrumpiera aquello que estaba construyendo con tanto esfuerzo.

—Creo que en el pueblo sospecharán pronto.

—¿Y eso qué? Tú y yo seguiremos juntos aunque ellos nos encuentren. Por mientras podríamos inventar alguna otra cosa o pensar en algún plan que nos mantenga a salvo.

Jimin asintió.

—Tal vez deberías volver a casa —sugirió Yoongi— por algunas semanas o días.

—O tal vez deberíamos escapar de este lugar —sugirió está vez Jimin.

—O solo esperar.

Yoongi frenó sus caricias. Jimin se sentó a su lado de manera que sus ojos quedaron frente a frente, observándose y hablando a la vez. Y quizás, la tercera opción sería la más adecuada.

Hasta el momento nadie, con excepción de Hosung y los chicos del pueblo, se había acercado a la cabaña, no les había llamado la atención. Mientras no hubiera una cacería de lobos, él y Yoongi estaban seguros y a salvo.

El lobo acarició su rostro con ternura y acercó sus labios a los de su caperucita, dándole un corto, pero cálido beso. Jimin sonrió sobre sus labios y se colgó de su cuello con sus brazos, completamente extasiado.

—Me encantan estos momentos cursis, pero quizás debamos hacer algo más lobito.

Yoongi río en su oído y abrazó el menudo y delgado cuerpo de Jimin.

—Ya sabía yo que tanta abstinencia te estaba pasando la cuenta. Pero hay algo que me ha estado molestando desde hace unos días.

—Y eso es...

—¿Quién recibirá está vez?

Jimin llenó de pequeños besos el rostro de Yoongi, deleitándose de su hermosa risa y sus suaves caricias. Si tenía que esperar a que lo peor ocurriera, era mejor que disfrutara hasta el último momento junto a su amado lobo.

🐺

Buenaaaaaas

Extraño escribir ciertas escenas como no tienen idea y hace más de un año ya que no hay lemon en esta historia, así que no sé cómo se me de cuando llegue a escribirlo.
Espero que disfruten este capítulo y ya se vienen los últimos capítulos, así que aprovechen jaja

De paso, deberían responder la pregunta de Yoongi, ¿quién será el activo y el pasivo en esta hermosa reconciliación?

Espero que tod-s se encuentren bien, que sus familias estén sanas y el confinamiento (o la pandemia en si) no l-s tengan mal.
Muchos cariños y nos leemos pronto.

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora