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El clima aquella madrugada era perfecto para acurrucarse al lado del cuerpo de otra persona, sobre todo si esa persona era quien se amaba. No estaba caluroso, pero tampoco estaba helado, a pesar de la humedad ambiental producto de las lluvias de los últimos días.

Habían puesto algunas mantas en el suelo junto a la puerta de entrada y unos almohadones para dormir aquella noco habían cruzado más palabras que las de la cena, puesto que estaba claro que era lo que deberían hacer en aquel instante. Descansar e intentar olvidar.

Aunque para Jimin, aquello era tremendamente difícil, sobre todo cuando no podía dormir. Escuchaba la respiración calma de su lobo mientras miraba el techo ensimismado en sus pensamientos. Se preguntaba si es que las cosas con Yoongi algún día sería como antes.

Y es que era complicado dejar de pensar en aquellos meses en que sintió que lo odiaba, en que él le hizo tanto daño. Y desearía con tantas fuerzas olvidarse de aquello, acurrucarse al lado del cálido cuerpo del lobo y amarlo como siempre deseó. Pero incluso algo tan banal como tener sexo con él le resultaba tan lejano.

Ni siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que Yoongi lo había tocado, cuándo había explorado su cuerpo y mucho menos cuando sintió deseos por otro cuerpo. Se preguntó cómo sucedería la próxima vez, si es que él daría el primer paso o dejaría que el lobo decidiera cuando estaba listo.

Porque si de él dependiera, en aquel instante estaría tocando el cálido cuerpo de Yoongi para recordar cómo se sentía, para observar la sensaciones que causaba su toque en él y para ver cómo los vellos de su cuerpo se levantaban con el escalofrío que le daba la exitación que estuviese sintiendo.

Jimin lamió sus labios resecos y se volteó para observar el cuerpo de Yoongi. Era tan guapo y atractivo. Le encantaba su pecho amplio, ya que siempre podía poner su cabeza allí y escuchar ese pequeño corazón. Pero nuevamente sus pensamientos luchaban con fuerza con sus deseos.

Su lobo lo había dañado.

Y él lo había odiado.

Y claro, podía tener sexo con Yoongi de igual forma, podía desearlo más que a nada, pero Jimin no quería solo eso. Deseaba amarlo.

Habían tantas heridas abiertas en la relación de ambos y temía que el que estuvieran en ese momento juntos, se debiera solo a una dependencia emocional y no al amor que decían tenerse en el pasado.

Se sobresaltó de pronto al sentir la mano de Yoongi sobre su cintura para acercarlo más a él.

—¿Otra vez no puedes dormir? —le preguntó con una voz ronca y adormilada—. Cuando ocurrió lo de ese chico no pudiste cerrar los ojos y descansar.

Jimin terminó por acercarse a su lobo y asintió sobre su pecho. En cierto punto, había olvidado los sentimientos de culpa que lo invadieron la noche tras haber asesinado a Hosung. Sintió alivio de cierto modo, puesto que podía asegurar que, por lo menos, una parte de su humanidad estaba intacta.

—¿Qué pensabas?

—En ti y en mí... en esos días que estuvimos en casa, en como nos comportamos y en lo mucho que hemos cambiado.

—Entiendo —susurró acariciando suavemente su espalda—, tomará tiempo volver a encontrarnos.

Caperucita cerró sus ojos, dejándose llevar por el toque de su lobo. A pesar de que no pasó mucho tiempo sin sentir los mimos de Yoongi, aquella vez se sentía como antes, como si hubiesen retrocedido meses atrás y se estuvieran diciendo cuánto se amaban.

—Te he dicho que te amo, ¿cierto?

—También te amo —murmuró Jimin adormilado—, pero es complejo.

—¿Qué es lo complejo?

—Saber si te amo realmente o solo amo al lobo de antes... estoy un poco confundido.

El lobo no habló más después de eso, solo asintió ante sus palabras, pero mantuvo sus caricias sobre su espalda, relajando el cuerpo de Jimin. El menor, tras unos minutos deleitándose del silencio y del toque de su lobo, decidió tocar también el cuerpo del mayor.

Sus dedos se metieron bajo la camiseta que llevaba puesta y delineó el arco de su cintura, disfrutando de su suavidad y calidez. Al tocarlo, sentía su propio corazón acelerado y retumbando en sus oídos, tan fuerte que tuvo miedo a que Yoongi lo escuchara.

Pero el mayor de pronto dejó de tocarlo.

Sorprendido ante aquella interrupción, Jimin abrió los ojos y levantó la cabeza para observar el bello rostro de su lobo. Mayor fue su sorpresa al ver tímidas lágrimas saliendo de sus ojos.

—¿Por qué...? —Jimin comenzó a preguntar, pero no alcanzó a terminar de formular la pregunta.

La boca de Yoongi había atrapado la suya ansiosa, con cuidado y tímida, pero a la vez voraz, como si realmente lo hubiese extrañado mucho. Jimin correspondió aquel beso con gusto, sintiendo como de pronto el agarre de su lobo era mucho más firme.

Estaba tan extasiado al rememorar aquellas emociones y sentimientos que se habían quedado dormidas durante tanto tiempo. Emociones y sentimientos que solo Yoongi le provocaba.

Lo quería tanto que deseaba que el lobo nunca se apartara de su lado, que lo siquiera hasta el fin del mundo si es que se lo pidiera. Deseaba pasar cada segundo de su vida tomando la gran mano del lobo, besando sus suaves labios y abrazando su cálido cuerpo.

Yoongi cortó el beso y pasó a besar cada espacio de la cara de Jimin, quién rio por las cosquillas que le provocaba y lo feliz que se sentía en aquel momento. Su lobo seguía llorando, pero una hermosa sonrisa surcaba su rostro, dándole a entender a Jimin que quizás esas lágrimas eran de felicidad.

Tras besarlo una vez más, Jimin lo abrazó con fuerza, sin siquiera dejar algún espacio entre ambos y durmió.

Aquella noche no tuvo pesadillas, no se sintió culpable por sus crímenes, solo tuvo buenos sueños en donde se vio a si mismo viejito y de la mano con su amado lobo.

🐺

Esta vez no demoré tanto ♥

Espero que disfruten.

~ i t s l e e l u ~

Red » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora