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CAPÍTULO 48
LARGA VIDA A LA HEREDERA




¿Alguna vez te sentiste perdido?

Esos momentos donde todo esta confuso, donde todo da vueltas y pese a que hablaban no podías reaccionar.

Si, ese momento donde se recomienda no hacer nada fluenciable para la vida, donde generalmente se toman malas decisiones y también donde hay algunos actos que determinan tu destino.

Si, estaba en ese maldito momento donde todo comenzaba a joderse.

Y si, estaba perdida.

—Amber, ven aquí.

La voz de mi padre suena lenta, pacífica, pero llena de tensión en el aire.

Quedó mirando la escena sin moverme, como si moverme haría que alguno de los dos comience a matarse. Bast tenía la delantera, era fuerte, pero mi padre no estaba lejos de la victoria, tenía un arma con plata. Seguro por eso se tardó tanto en aparecer.

—¡Ven aquí! —Rugió nuevamente.

Si me muevo me caigo. Parpadeo mirando el piso donde Cachorro cubría las piernas de Bast posicionándose delante, con una posición defensiva contra mi padre.

—No irá a ningún lado. —Bast habla, estirando su mano y rodeando mi muñeca con una mano.

Reacciona, reacciona, reacciona...

Sueltala.

—Ven a soltarla.

—Eh... —Damon interrumpe. —¿No creen que hablando todo toma un mejor rumbo? Una vez mi...

—¡Cállate! —Gritan mi padre y Bast al mismo tiempo.

—¡Hey! —Me quejo yo. —¡No le hablen así!

Damon le saca la lengua a ambos.

Esto era raro.

Los gorilas se acercan a Damon y al instante lo quieren inmovizar pero Damon saca un arma de detrás de su cuerpo y apunta hacia el gorila quien se detiene en seco al instante.

Le llegan a sacar ese arma y va a dolerle bastante.

Intento hacer un paso en su dirección, advertirle que le dolerá, pero al instante se me duermen las piernas y caigo al suelo de rodillas. Me sujeto la cabeza con una mano, abatida.

Levanto la mirada en dirección a Damon quien le temblaba la mano apuntando al gorila, quiero decirle algo pero mis palabras no salen.

Y entonces dispara.

Todos esconden su cabeza agachadose cuando la bala rebota contra el techo, menos Bast que con aspecto cansado y furioso se gira hacia Damon.

—¡Te dije que te lastimarás!

—¡Me iban a atacar!

—¡Se me está acabando la paciencia!

Cachorro ladra.

Pongo los ojos en blanco, y estiro mi mano hacia la pared para ponerme de pie.

—¡Amber, ven aquí ya!

—¡No soy un perro! —Logro articular, cansada de que me llamen y traten como un objeto al cual deben cuidar o poseer. Me impulso hacia arriba pero fallo miserablemente al no sentir mis piernas, cosa que me hace gemir encaprichada. ¡Soy una inútil!

—Hija, amor. —El t tono de voz de mi padre se suaviza. —Ven a mi.

—Te llegas a mover y te juro que te rompo al menos dos huesos hija de puta. —Advierte Bast, mirandome severamente.

BastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora