6

320 39 13
                                    

CAPITULO 6

MALDITA GRAVA.

PARTE DOS

Suspiré al mismo tiempo que me sentaba con fuerza en el asiento de copiloto, Bast a tenido de decencia de abrirme la puerta pero seguramente porque mi padre nos estaba viendo a distancia.

Él se sube y también suspira. Realmente ha sido agotador.

Hemos pasado toda la noche hablando y presentandonos, realmente he recibido mas comentarios machistas de toda mi vida pero he sabido defenderme con contestaciones ofensivas, evasivas o agresivas, depende de como era mi cansancio y la magnitud del comentario. Bast estuvo la mayoria de tiempo en silencio, aunque mi padre lo ha amenazado al menos tres veces para que cambie la cara siguió con la cara de "quiero irme a dormir, odio a todos"

Él prende el auto, comenzando a conducir mientras que yo me quité mis tacones y los deposité entre mis pies, necesitaba liberarme de la constante tensión de mis mortales zapatos.


Pasaron al menos cinco minutos de conducir que notamos que había un pésimo tráfico en una de las calles. Creo que hubo un accidente, lo cual es extraño pero común, un sábado por la noche suele ser un común momento para accidentarse.

Entonces Bast tuvo la gran idea de comenzar a conducir por calles secundarias.

Pasaron otros cinco minutos, íbamos en silencio, tenía algo de sueño por lo cual me acurruque en la puerta y apoyé mi cabeza en la ventanilla mientras cerraba los ojos.

Pero entonces el auto se bate y acto seguido mi cabeza se estampa contra la ventanilla.

Vuelvo a sentarme normal, llevando una mano a mi adolorida cabeza que aunque el golpe fue sutil de igual forma me ha dolido. Pero entonces, cuando iba a quejarme, el auto vuelve a batirse.

-Maldita grava. -Farfulla Bast mientras mueve la palanca de cambio.

El auto se bate, miró como ha tenido la brillante idea de tomar una calle donde no hay absolutamente ningún auto pero es de grava. Y entonces, como si Dios estuviera burlandose en nuestras caras, una luz roja comenzó a iluminarse en la pantalla detrás del volante y Bast se detiene.

-¿Qué pasó? -Pregunté.

Él se quita el cinturón de seguridad.

-Se ha roto un neumático.

Me coloco mis zapatos nuevamente mientras él se baja del auto, al terminar de ponermelos cojo la cola de mi vestido para así poder caminar con más facilidad. Llego a la parte trasera donde Bast examina el daño

-¿Qué esperas? Has algo. -Moví mis manos.

-No tengo neumático de respuesto aquí. -Contesta, mirando el auto sin saber que hacer.

-¿Es una broma? ¿Quién no tiene un neumático de repuesto?

-Al parecer yo. -Me mira fastidiado.

-¡Oh vamos! -Hago caer mis brazos rendida a cada lado de mi cintura, soltando la cola del vestido. -¿No sabes hacer ningún truco?

BastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora