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CAPITULO 5

INCERTIDUMBRE

PARTE UNO

-Es que no caigo. -Hannah dice, completamente concentrada en su labor parada frente a mi.-¿Bastian ha aceptado?

Habia decidido contarle a Hannah lo sucedido, no el hecho que mi padre me ha encontrado y es un narcotraficante queriendo dejarme el poder del negocio en mis manos, pero sí le he contado que me había reunido con alguien al cual me había invitado a una fiesta donde Sebastián me acompañará.

-Al parecer soy persuasiva. -Me reí, divertida. -Aunque sinceramente, odio el tener que dejar mi ropa cómoda y vestirme así.

-Tienes suerte de tener un vestido de gala guardado por si las dudas. Yo hubiera muerto, apenas tengo un vestido y roza entre lo formal e informal.

Sonreí mirándome en el espejo. Sabia que algún día me encontrarían por lo cual sabia que debía estar preparada para ése día.

Lo que no sabia era que ese día llegara tan rápido.

-Oye, estas hermosa. -Hannah termina de hacerme el delineado en mi ojo. -Realmente mi hermano se desmayará al verte tan guapa.

-¿Insinúas que antes no estaba guapa? -Pregunté divertida.

Ella me puso mala cara.

-Por supuesto que no.

Luego de que termine de hacerme magia en el rostro-cosa que lo ha hecho, realmente estoy divina-, se ha ido a acostar en su cama, para terminar de ver unos mensajes que le habian llegado a su correo. Yo por mi parte, cogí mi bolso y metí cosas importantes allí.

La puerta suena como si la hubiesen golpeado.

-Debe de ser Bastiansito. -Hannah canta, sin inmutarse en atender.

Cojo mi bolso y camino hacia la puerta, donde la abro y efectivamente era él.

Si con ropa informal es un Dios, formal es letal.

Entre abro mis labios ligeramente, lleva un traje azul marino que es casi hipnotizante, su cabello está despeinado pero de igual forma le queda sensacional, tiene una camisa negra debajo de la americana y esa mezcla de colores resalta más su pálida piel déjalo ver más guapo.

Y esos ojos... Joder.

Sebastian también me escanea con la mirada, parece mirarme de arriba abajo pero luego se encoge de hombros.

-¿Vamos? -Pregunta y sin esperarme, se gira y comienza a caminar.

Todo lo bonito en él se esfumó. Otra vez.

Hannah comenzó a reírse mientras que cierro la puerta y camino detrás de él luchando internamente por no insultarlo o querer golpearlo aunque realmente ganas no faltaban. Al llegar hacia su auto él se sube sin inmutarse en abrirme la puerta. De hecho, cuando quiero abrirla parecía trabada.

Lo observo, con los labios bien apretados mirándolo rencorosa como él se sienta en su asiento, cierra la puerta y se acomoda, sin inmutarse en que hace frió y estoy en vestido sin poder entrar. Acomoda el espejo retrovisor, luego programa el gps con la dirección que le he pasado anteriormente y luego, con una sonrisa maliciosa estira su brazo hacia mi puerta y le quita el pestillo.

BastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora