CAPITULO 4
HOGAR , DULCE HOGAR.
Pongo mala cara cuando camino por los pasillos de la inexpugnable mansión de mi padre. Se ha dado todo el lujo de tener una mansión increíble pero por más espaciosa que sea no puedo evitar cruzarme a varias personas que trabajan para él.
Los dos fortachones que me salvaron de un literalmente vampiro -aunque no me han salvado, simplemente me subieron a la camioneta como una bolsa de patatas-, caminan detrás de mí como si en un microsegundo fuese a arrepentirme y salir corriendo.
Aunque no es una mala idea no podría, en cada rincón hay personas armadas y si llegan a ver a una niña correr probablemente termine con la bala en la espalda.
Muy emotivo.
Sé que muchos no me reconocen. Mi padre siempre cambia de personal y nunca tiene personas viejas a su lado, pero aún así me hacen sentir intimidada cuando realmente ellos deberían intimidarse. Cuando sepan quién soy y cuando yo recuerde como era dejaré de intimidarme y quizá me vuelva peor que mi padre.
-¡Hija mía! -Exclama mi padre con una notoria alegría mezclada de sorpresa.
Finjo mi mejor sonrisa pero solo logre que pareciera una mueca sarcástica. Estoy empapada de agua, con el maquillaje todo corrido que literalmente parezco un mapache y siendo controlada por dos de sus hombres al cuales el anterior había dicho que no los quería cerca.
Huele a alcohol pero de igual forma no parece borracho, tiene un aspecto limpio e increíble como siempre.
-Sí, bueno, creo que después de todo si necesite ayuda. -Alzó mis manos encogiéndome de hombros.
Él me sonríe, sorprendido pero maravillado y decide seguirme.
-¿Quién te ha atacado? -Pregunta, al mismo tiempo que hace un ligero movimiento con la cabeza a los gorilas y ellos se retiran.
Camino alado de él, no tengo rumbo pero si quiero conocer éste lugar.
-No me creerías si te lo dijera. -Contesté. -Ni siquiera yo sé que fue lo que me atacó.
-¿Has consumido la heroína? -Preguntó. Negué en mi lugar y por reflejo, cerré mis puños y los volví a abrir. -Ya veo. Te noto tensa, ¿Quieres más?
Nos detenemos en una sala, él abre las puertas y mira hacia el interior donde efectivamente había algunas mesas de póker, billar, y más juegos de cartas. Me acerco y veo como había varios hombres allí, todos estaban apostando y también algunos drogándose.
Apartó la mirada y me centro en mirar mis zapatos.
-Estoy limpia. -Le murmuró.
Él se encoge de hombros, restándole importancia y sigue caminando. No pude contenerme y alcé mi vista a ver una de las mesas donde un hombre colocaba droga desde una bolsita y la hacía colocarse en filas.
La cabeza me zumbó, sentí como mi boca se hacía agua y todo mi cuerpo tenía la intención de acercarme y atacar las demás rayas de probablemente heroína, mi padre se detuvo cuando yo lo hice y me dedicó una sonrisa encantadora mientras que yo intentaba poder respirar.
El desconocido se tapó con su índice el agujero de su nariz mientras que con el otro y un billete doblado una línea.
Echó su cabeza atrás, fascinado mientras cerraba sus ojos y disfrutaba el encantador sentir que provoca la droga mientras que a mi me zumban los oídos y sobe de mi nariz sintiendo la agridulce sensación de un cosquilleo en mis dedos.
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Bast
AdventureBast era muy distinto a los demás. Y no lo decía en el sentido figurado, de hecho, a parte de tener un físico envidiable, personalidad llamativa, una inteligencia inigualable y una increíble capacidad de dejarme sin paciencia en menos de tres oraci...