CAPÍTULO 3
MAR DE ILUSIONES
Maldita familia.
Muerdo mi uña impaciente mientras veo como mi portátil parece marcar el número de carga, un 14%. Miro mi alrededor, esperando mientras muevo mi pie en un subir y bajar frenético. Que nervios.
Mi padre le ha puesto el pendrive, conociéndolo seguramente ha copiado los datos del computador para luego leerlos con tranquilidad donde sea que se esconda la muy rata. Tuve que eliminar todo tipo de información, datos, archivos guardados y hasta mi tesis, todo para que se elimine lo que sea que le haya puesto y no copie automáticamente nada que busque.
Miro mi mano, mi uña acrílica ya está intacta, por suerte Hannah hace magia y no tardó anoche en arreglarla. Son demasiados largas pero me ha acostumbrado a que Hannah me use de conejito de indias para experimentar por lo cual ya estaba acostumbrada.
Pero cada vez que miraba mi mano recordaba como vi sangrar a Sebastián y luego de unos minutos no parecía tener absolutamente nada.
Ni un razguño.
Miro a mi lado, a Hannah nuevamente se le ha bloqueado el móvil. Ni siquiera sé cómo hace pero tiene una apestosa memoria y nuevamente ha bloqueado su iPhone por no poder recordar su contraseña. Por suerte ya se lo he desbloqueado, no ha sido difícil.
Aunque ahora que puedo podría acceder a sus mensajes... A Sebastián...
Mis cejas se fruncen, pensativa.
Jamás he roto su privacidad pero ahora tenía un verdadero motivo para hacerlo. Sebastián sabía de mi pasado, de mi nombre, y se ha atrevido a querer intentar chantajearme con ello para conseguir información. ¿Y si Hannah y él han hablado?
Suspiré pesadamente y miré la pantalla de mi portátil. 36%
Negué con la cabeza y deje el celular aún lado, guardandolo dentro de mi bolso.
Siempre que debo hacer cosas como estas vengo a una biblioteca, es cómoda y silenciosa y tiene un WiFi increíblemente rápido por lo cual es una maravilla. Además, en la espera, podía ver a otras personas con su día a día habitual.
La señora Carolina, siempre viene y lee unos libros de acción. El rubio que viene "casualmente" en los mismos horarios que ella para leer libros de terror aunque realmente ni si quiera los lee, literalmente solo se encarga de mirar a Carolina a distancia.
Sonreí viéndolos. Cuando el rubio deje de acosarla y le hable será el fin del mundo.
Mi mirada viaja a detrás de ellos, donde puedo ver un hombre con un periódico en sus manos sentado en unas mesas de distancia. Es corpulento y tiene la vista fijamente en el periódico, entre cierro mis ojos pero vuelvo a centrarme en mi computador. 66%
Miro por sobre mi hombro y noto que hay un hombre igual -o peor-, que el corpulento que lee otro periódico.
Pongo los ojos en blanco y vuelvo la vista al computador.Me persiguen, genial.
Noto que mi mano estaba temblando.
Espere pacientemente que se cargue al 100%,cuando terminó me desperezo en mi silla y guardo el portátil y teléfono en mi bolso, me pongo de pie y me dirijo hacia la salida notando de reojo como ambos simios también se ponen de pie casi automáticamente.
Comencé a caminar, apresurada por la acera y maldecí internamente el haber estacionado tan lejos mientras sentía como los hombres caminaban a mis espaldas. Frustrada, saco mi teléfono de mi bolso y llamó hacia el número desconocido que ya había agendado.
ESTÁS LEYENDO
Bast
AdventureBast era muy distinto a los demás. Y no lo decía en el sentido figurado, de hecho, a parte de tener un físico envidiable, personalidad llamativa, una inteligencia inigualable y una increíble capacidad de dejarme sin paciencia en menos de tres oraci...